Belén for president

Belén Esteban se ha colocado casi a la altura de los políticos. Y no es raro: muchos dirigentes tampoco tienen estudios superiores... Tal vez conocen las etapas de la Edad Media, pero probablemente no saben hablar con el corazón. Y Belén lo hace. No con la elocuencia de los oradores griegos, pero sí con ese extraño poder del sentimiento. Si Demóstenes, Isócrates o Lisias levantaran la cabeza se quedarían perplejos ante la capacidad natural de esta chica de barrio para conseguir que su mensaje sea tan eficaz.

Con todo, el hecho de elucubrar con la figura de Belén en política, tiene que ver con las crisis –que es cuando aparecen Cicciolinas y demás especímenes raros-, y con los intereses de Telecinco. Pero más allá de las manipulaciones, Belén emerge como una diosa de la palabra llana, cargada de credibilidad y de esperanza. Que tiemblen Rajoy y Zapatero, porque si un día tienen que pactar con la Esteban, comprobarán que es una verdadera hija de la democracia capaz de saltar con su voto de un partido a otro dependiendo, exclusivamente, de cómo le haya ido a su familia en la última la legislatura.