«Águila roja»: Cartón piedra

En tiempos de Franco, uno de los principales objetivos de la ficción televisiva era potenciar la unidad de la identidad nacional. Cuando apareció «Curro Jiménez» el mensaje se tornó ambiguo, o al menos susceptible de múltiples lecturas: por un lado, se celebraba el valor del pueblo español y su voluntad de independencia frente al invasor francés, y por otro se glorificaba la figura del bandolero, el héroe antisistema.

Si hablamos de «Curro Jiménez», una de las primeras series progresistas del tardofranquismo es para lamentar lo poco que hemos avanzado en lo que autoestima patriota se refiere. Porque, no nos engañemos, «Águila Roja», también en su formato largometraje, supone un retroceso carpetovetónico. Por mucho que a Gonzalo de Montalvo (lamentable David Janer) nos lo vistan de ninja, al proyecto hay que sacarle el polvo. La excusa es hacer una película de aventuras como las de antes, aprovechando el éxito del Alatriste de Pérez Reverte, pero el resultado, rancio y pobre, está más cerca del folletín basura. Es una pena que las sinergias entre cine y televisión en nuestro país se reduzcan a una fiesta patriótica de cartón piedra.