Castilla y León

«Sin ayuntamientos vigorosos el Estado del Bienestar no será posible en España»

«La descentralización autonómica está bien, pero algunos deberían tener menos y otros más», asegura

Rosa Valdeón: «Salvo en la política exterior, los ayuntamientos tenemos competencias en todo, pero se nos ha olvidado»
Rosa Valdeón: «Salvo en la política exterior, los ayuntamientos tenemos competencias en todo, pero se nos ha olvidado»larazon

ZAMORA- Como León Felipe, el poeta zamorano de Tábara, Rosa Valdeón es también de las que dice saber pocas cosas y hablar tan sólo de lo que sabe. A la alcaldesa de Zamora la quiere casi todo el mundo como lo que es: una mujer que escucha; cercana, muy cercana. Preocupada seriamente por los problemas de la gente corriente y moliente. Con una sonrisa siempre generosa para todos. Leal, coherente hasta el sacrificio. Bien armada de valores. De valores muy humanos. De esos que no saben de exclusiones, que tienden puentes y hacen la vida más fácil a los demás. Rosa Valdeón es un perfecto ejemplo de gestión. De eficacia y buen hacer. No es una opinión. Es contar lo que ha sucedido durante su etapa de consejera y ahora como alcaldesa. Pero vayamos al grano: no tienen que ser las cosas fáciles para usted con un gobierno en mayoría simple. Tres años y medio después, ¿cómo ve las cosas?
– Digamos que no hemos tenido tiempo para aburrirnos. Ha sido una etapa intensa. En la que se ha hecho lo máximo, teniendo en cuenta la situación de crisis en la que estamos. Entre todos hemos puesto las bases de un futuro distinto y de una ilusión diferente para la ciudad. Es lo que importa. Las dificultades, que las hay, están para superarlas.

– El PSOE ha hecho público ya el nombre en Zamora para las elecciones municipales, Manuel Fuentes, ¿qué opinión le merece el procurador zamorano?
– Lo primero, muchísimo respeto. Entiendo que el PSOE haya tenido que hacer una apuesta que probablemente no tuviera prevista, dada la mala situación por la que atraviesa en general. Manuel Fuentes es un hombre bregado en la política, pero sobre todo en la lucha sindical y en el mundo rural. No sé si es el perfil más adecuado para gestionar el ayuntamiento de una ciudad, pero es el candidato. Lo único que le pido es que haga un debate limpio. Porque no sólo hay que confrontar personas, sino propuestas y programas. Y, sobre todo, ver qué modelo de ciudad queremos cada uno, y, a la vista de eso escuchar, escuchar mucho a los ciudadanos.

– ¿Qué le ha aportado, en el plano personal, la política regional, y qué la local?
– Siendo muy distintas, que lo son, comparten una misma exigencia de servicio, de responsabilidad con el ejercicio de lo público al servicio de todos. Nos debemos a nuestro trabajo. Nos tiene que ilusionar lo que hacemos, servir a los demás, ser útiles. Si no, no tiene sentido ninguno que estemos aquí. Entre la política regional y la local, el cambio sustancial de vida, de percepción de cercanía, es cierto. La política local es aún más próxima que la regional, aunque a veces parezca de menor intensidad. Humanamente es más enriquecedora, pero tiene más riesgos y puede doler más en algún momento, tal vez porque es un cuerpo a cuerpo.

– ¡Portugal por qué te quiero tanto!.. Porque usted adora Portugal. Ha intensificado la relación de su ciudad en lo económico, en lo cultural, con los portugueses. Sin embargo, cuánto y cuánto queda por hacer.
– Desgraciadamente, sí. Cada vez más. Pero cada día somos también más los que tenemos esa inquietud con Portugal. Cuando digo esto me refiero, para empezar, a la propia preocupación por poder hablar portugués, cosa que hace poco era muy difícil y ahora afortunadamente se puede hacer. Creo que tenemos que seguir trabajando en las escuelas y los colegios. Sería partidaria de que en Zamora una de las optativas o como formación extraacadémicas o incluso dentro del proyecto curricular para los niños y niñas fuera aprender portugués. Es un paso fundamental. Y, después las infraestructuras. Suena a tópico, pero es que sin carreteras es muy difícil ir de un sitio a otro. En este momento, con Portugal, esa autovía que tenemos pendientes, que es una de las grandes olvidadas del Gobierno, es fundamental, porque siempre digo que es una forma no de hacer ciudad, ni Comunidad, sino de hacer país. También tenemos que tener ese sentido de Estado, incluidos los ayuntamientos.

– Pregunta obligada, señora alcaldesa: la crisis. ¿En qué medida está afectando a los proyectos de Zamora? ¿Qué tal van de calderilla?
- La crisis nos afecta a todos. Pero es verdad que, a unos más y a otros menos. Cuando nos comparamos con los demás, estamos en la franja buena. Somos de los ayuntamientos menos endeudados y, como consecuencia de ello, de los que mejor podemos acometer los proyectos. Pero aún así todos -insisto, todos- tenemos una situación muy difícil. Producto única y exclusivamente de un hecho: durante 30 años hemos sido los grandes olvidados de la administración. Todas las comparaciones son odiosas, pero podríamos decir que el Gobierno central sería como la gente con más recursos. Luego están las comunidades autónoma, que vendrían a ser un poco como la clase media. Y por último nosotros, los ayuntamientos, con competencias en todo, que seríamos -que somos- la clase social más desfavorecida, en riesgo de exclusión. Sin ayuntamientos vigorosos el Estado del Bienestar no será posible en España. No hay política ni estatal ni autonómica que no pase por el Ayuntamiento. Tenemos Servicios Sociales. Seguridad y Protección; policía y bomberos. Mantenemos los colegios... Salvo en política exterior, los ayuntamientos tenemos competencias en todo. Hemos hecho una descentralización hacia las comunidades autónomas olvidando a los consistorios. Y eso es un error. Probablemente unos debemos tener más y otros un poquito menos.

– La supercaja de Castilla y León. Usted que ha estado presente en los órganos de gobierno de una de las dos entidades financieras que la conforman, ¿Cómo la ve? ¿Cree que será útil esta unión para las entidades municipales? ¿Qué perspectivas le ve al músculo financiero? Por cierto, ¿no cree que podría haber sido más fácil llegar a un acuerdo?
– Podría haber sido más fácil, pero no lo ha sido. Al contrario, ha sido un proceso muy difícil, excesivamente tortuoso. Pero lo que importa es que nos hemos dejado asesorar por quienes sabían. Los expertos del mundo financiero nos decían que si no era con unión no había futuro. Hemos conseguido que empresarios, sindicatos, el sector financiero, políticos -los dos grandes partidos- estuviéramos de acuerdo en que había que hacer esa fusión y la hemos hecho como una apuesta por lo nuestro no solamente en el sentido local, sino en el sociológico. Importa -y mucho- apostar un poco más por esa pequeña producción que va ligada a lo nuestro y que no se deslocaliza. Esto lo tiene muy claro la nueva caja, como han dicho su presidente y su director general. Esperemos que se vayan viendo los resultados.

– Una de sus últimas reivindicaciones: un centro penitenciario para Zamora. ¿Por qué? ¿Si parecería que nadie quiere tener cárceles cerca?
– Pues sí. Es verdad. Parece una reivindicación muy singular, que ha motivado en muchos casos comentarios contradictorios. Tiene una explicación muy sencilla: siempre digo que los centros penitenciarios son como los hospitales, porque todos nos podemos poner enfermos, y evidentemente los ciudadanos también delinquen. Son servicios necesarios. Sólo hay dos capitales que no lo tengan: Huesca y Zamora. Por lo tanto, es necesario. Los zamoranos lo han vivido como una pérdida. Cuando se hizo la macrocárcel de Topas, nació de la de Zamora, lo que hizo que muchos funcionarios se tuvieran que ir al igual que familiares de personas que cumplían su pena en Zamora, tuvieron que desplazarse. Se vivió como una pérdida de puestos de trabajo. Al igual que otros servicios públicos, es bueno que los tengamos aquí, porque son necesarios. El ciudadano se revela ante las promesas incumplidas, como ocurrió con esto. Fue prometido por parte del Gobierno central, y una vez que se ha paralizado, hemos salido a decir que si era necesario para aquí.

– Las políticas sociales, que son una de sus mayores preocupaciones -y ocupaciones, también- si no la mayor. ¿Cuáles considera que habría que intensificar en estos momentos en el ámbito municipal?
– Creo que todas: las destinadas a mayores, a la infancia, a mujeres, pero sobre todo contando con la sociedad civil. Soy una absoluta defensora de la sociedad civil, además del Estado, como promotora. Tenemos todos unos deberes pendientes. Hablo de los ciudadanos y la administración, sobre todo ésta. Los ciudadanos van más rápido. Hay una política fundamental para el futuro, que es la educativa. Ningún país puede aspirar a tener mayor estado del bienestar, si no parte de una buena educación. Otra política que necesita cirugía es la sanitaria. Hay que abordar las pensiones, pero también otros como el sanitario, que deben tratarse inmediatamente. No es de recibo que uno de los mejores sistemas que tenemos, pueda peligrar. Por eso servicios sociales, educación, sanidad, en crisis, hay que afianzarlos. Pero vamos camino de disponer de 17 subsistemas de bienestar. Cuando decimos el Estado del Bienestar, nos estamos refiriendo, en realidad, a las autonomías del Bienestar. Y son cosas distintas.

– El aprendizaje del español. Usted ha insistido con fuerza en proponer a Zamora como ciudad ideal para esas enseñanzas y saberes. ¿No será un brindis al aire? ¿En qué medida eso es posible?
- Antes la apuesta era más intuitiva, pero hace poco firmamos con la Universidad de Salamanca un acuerdo para que estudiantes extranjeros vengan a Zamora. Hemos trabajado ya con universitarios. Cuando están aquí aprendiendo castellano quedan muy satisfechos, porque estas ciudades pequeñas permiten un contacto directo con la gente, y se aprende el idioma. Si sólo fuera la parte teórica, se podría hacer desde Boston, estudiando en su casa. Pero lo que quieren es el contacto con la cultura, con la gente. Cuand, simbólicamente, Salamanca y Valladolid reivindican esa capital del Español, Zamora también se une. No es cuestión de tamaño, sino de que sean ciudades que permitan la relación entre personas. Estoy seguro de que nos va a ir bien. Las primeras experiencias de gente que ha venido aquí a estudiar han sido muy positivas.


«Si somos 17 países en uno nos irá mal»
«Soy una defensora absoluta del Estado del Bienestar, aunque prefiero que se articule a través de la sociedad», insiste Rosa Valdeón. Sobre los Servicios Sociales, una verdadera obsesión para esta mujer emprendedora y tenaz que durante cuatro años fue consejera de Familia en la Junta de Castilla y León, dice que asegurar el bienestar de todos, sin exclusiones, es «uno de los grandes retos que tenemos los españoles en este momento». Si bien, advierte: si no somos capaces de dejar a un lado las diferencias y remar juntos podemos quedarnos sin él. Y no sólo por la crisis, «sobre todo por esa pérdida del papel decisorio y coordinador del Estado». En este contexto, la alcaldesa de Zamora dice echar en falta un Estado fuerte que marque mínimos; que busque la igualdad entre territorios. Que propicie, en fin, alternativas educativas sólidas, proyectos sanitarios justos, independientemente de donde se viva. Eso de que el mercado es distinto entre unas comunidades autónomas y otras es, para Rosa Valdeón, «una aberración más». La alcaldesa de Zamora echa de menos un verdadero liderazgo para propiciar un Pacto de Estado. Algo que, a su entender, están pidiendo a gritos los ciudadanos. «Hay un cierto desapego hacia la clase política por muchas razones, pero una de ellas, quizás la más evidente, es porque la gente tiene la sensación de que cada uno, en cada sitio y en cada partido, va a lo suyo».