Afganistán
Masacre contra el pueblo sin patria
Los "rohingya"no tienen donde caerse muertos. Literalmente. Considerados por la ONU una de las "minorías más perseguidas del mundo", son una comunidad musulmana que se dedica desde hace siglos a la pesca de supervivencia y a quienes ningún gobierno reconoce la ciudadanía.
En Myanmar (antigua Birmania), donde viven la gran mayoría de ellos (unos 800.000), se les considera "inmigrantes ilegales"y no se les permite comprar propiedades ni salir de sus ghettos. Con frecuencia son perseguidos y asesinados. Tampoco los quieren en la
vecina Bangladesh, el país al que los birmanos pretenden enviarlos. El gobierno de Dacca, de hecho, ha redoblado los controles en las fronteras para evitar que entren más refugiados. Por si fuera poco, los "rohingya"viven en una de las zonas mas pobres de Myanmar; país que, a su vez, es el segundo país mas pobre de Asia, sólo por detrás de Afganistán.
Con este escenario de fondo, en la última semana al menos 70 personas, la mayoría "rohingya", han muerto en enfrentamientos con los rajin, los habitantes de un estado birmano (Rajin) situado al oeste de Myanmar. Noticias de cuerpos y chozas ardiendo llevaban días cruzando la frontera y ayer la asociación estadounidense "Human Right Watch"publicó unas imágenes tomadas por satélite en las que se muestra que el barrio "rohingya"de la ciudad de Kyaukpyu había quedado pulverizado. Al menos 633 casas y 178 barcas (muchas familias viven en "casas flotantes") han sido destruidas. Los musulmanes, que además de ser una minoría y no estar reconocidos por el gobierno son también los más pobres y no tienen armas, parecen haberse llevado la peor parte.
El Gobierno de Myanmar, que no suele hacer comentarios al respecto, reconoció a través de la cadena británica BBC que había habido "incidentes en poblados enteros durante los que partes de algunas ciudades se habían quemado". En el pasado, los generales birmanos ha sido acusados de no hacer ningún esfuerzo por defender a los "rohingya", incluso de propiciar su persecución. Por su parte, los rajin aseguran que los musulmanes atacaron primero y que, en esta ocasión, el Ejército intervino disparando contra unos y otros.
Los linchamientos de "rohingya"son bastante frecuentes. La última campaña empezó en junio de este año, cuando en Kyaukpyu empezaron a correr rumores de que unos chicos musulmanes habían violado a una mujer budista. La persecución se alargó durante todo el verano, en el que murieron al menos 200 personas (algunas fuentes aseguran que la cifra es mucho mayor) y unas 75.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus casas y a buscar un nuevo lugar donde establecerse.
Según testigos presenciales, los precarios campos de refugiados situados en Sittwe, capital del estado Rajin, no dan abasto. "El Gobierno de Myanmar tiene que ofrecer seguridad a los "rohungya"urgentemente porque están muriendo en ataques violentos", pidió esta semana Phil Robertson, director para Asia de "Human Rights Watch".
Los pocos periodistas birmanos desplazados hasta la zona han descrito un panorama desolador en Kyaukpyu: cadáveres flotando en el agua y barcos cargados de familias "rohungya"hambrientas y sedientas que intentan atracar en algún sitio donde puedan sentirse seguros. No es algo nuevo. Las matanzas en la zona se producen de manera periódica desde hace décadas. Ya en 1942 los colonos británicos documentaron un enfrentamiento entre etnias budistas y musulmanas que dejó más de 25.000 cadáveres en cuestión de pocos días.
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