Historia

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Guardó secretos

La Razón
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Manuel Fernández Trigo se ha ido en silencio. Como se comportó mientras fue gerente del Madrid y en los años en que ha estado al margen del club. Supo aceptar el retiro con la boca sellada. Era hombre que poseía grandes secretos y, salvo que los haya dejado escritos, nunca ha dejado entrever que podía desvelar alguno. Fue mano derecha de Luis de Carlos, Ramón Mendoza y Lorenzo Sanz. No consta que traicionara a ninguno cuando en el mundo del fútbol es tan fácil dejar caer insidias que siempre tienen comprador.

No era hombre de grandes afectos, pero si muy correcto. Se escondió en el despacho y siempre creí que, además de crearse con ello una barrera que le defendiera de los periodistas, era algo tímido. Le conocí porque Manu Leguineche me lo presentó en un almuerzo. Se lo había pedido un amigo común, el coruñés Vituco Leirachá. Dos rodeos, cuando lo sencillo habría sido que me llamara al periódico. Nunca más volví a tomar café con él y, sin embargo, hasta este año seguía felicitándome por Navidad. «Felices Navidades y Año 2011.Un cordial abrazo». Él y Agustín Domínguez eran los únicos madridistas cariñosos que no olvidaban la fecha.

Trigo fue hombre de Luis de Carlos. Éste, en una cena en casa de Ramón Mendoza con Raimundo Saporta y mi presencia de testigo de cargo, el heredero de Bernabéu, no quiso confirmar como sucesor de Antonio Calderón a Agustín Domínguez y éste quedó libre para aceptar la secretaría general de la Federación.