Literatura

Nueva York

Por qué se mató Foster Wallace

Era la referencia. El escritor que innovó las letras americanas y que prometía seguir haciéndolo. Su prematura muerte conmocionó el panorama literario internacional. Un volumen recupera las escasísimas entrevistas que concedió y en las que dejó constancia de las obsesiones, opiniones y adicciones que tenía. «Conversaciones con David Foster Wallace»Stpehen J. Burnpálido fuego238 páginas, 18 euros

Estamos ante un libro necesario para los seguidores irredentos de Foster Wallace
Estamos ante un libro necesario para los seguidores irredentos de Foster Wallacelarazon

Un escritor del siglo XXI, ¿cómo debe ser? Ésa es la pregunta que atraviesa este libro de entrevistas con David Foster Wallace, el escritor más importante de la narrativa americana en los últimos años. Veinte entrevistas en las que el autor de «La broma infinita», la inmensa novela que sentó las bases de la futura literatura de ese país, contesta, recurriendo a su inagotable erudición, con un análisis bastante completo de lo que significa vivir en la cultura americana contemporánea.

«Fatal» en las entrevistas
«Siempre he pensado en mí como realista. El mundo en el que vivo consiste en 250 anuncios al día y en un montón increíble de opciones de entretenimiento, la mayoría de las cuales son subvencionadas por corporaciones que quieren venderme cosas», dice en 1996 cuando le preguntan por la cantidad de material pop (o «extraliterario») que incorpora en su obra. «Se trata de la textura del mundo en el que vivo», afirma. Publicado por la editorial Pálido Fuego, «Conversaciones con David Foster Wallace» es un libro necesario. Sobre todo, para los seguidores irredentos del autor. A lo largo de las entrevistas (cuidadosamente editadas por el crítico Stephen Burn) el autor expone los motivos que lo llevaron a escribir cada uno de sus libros. Cuenta la influencia que sus padres (él era profesor de Filosofía y su madre, de Literatura) han tenido en su escritura y examina el impacto de la televisión en lo que se escribe en EE UU. Eso sí, mezclado con teorías sobre el arte abstracto y filosofía del lenguaje.
Parece extraño que Wallace, que era bastante reacio a conceder entrevistas («Me siento fatal en las entrevistas», dijo en 2007), haya sido capaz de explayarse de tal manera en muchas de ellas. Incluso cuando se refiere a situaciones personales, como sus problemas con las drogas o su depresión crónica. En cualquier caso, llega a conclusiones que están dominadas por el afecto y por un profundo sentimiento de soledad. «Fue el escritor más grande de su generación, y también el más atormentado», señala David Lipsky en la semblanza que escribió dos años después del suicido de Wallace, que junto con la larga entrevista que éste mantuvo con Larry McCaffey constituyen los platos fuertes de esta obra. Ambos reflejan el mundo en el que vivía el escritor, como su familiaridad con la drogodependencia, la depresión y el deporte.

«Quería hacer algo con el deporte y con la idea de que el esfuerzo y la dedicación son en cierto modo una adicción», explica Wallace, que empezó a jugar al tenis a los doce años. «El tenis es el único deporte que conozco lo bastante para que me sea grato escribir sobre él, y que pensar en él signifique algo para mí», dice a raíz del largo reportaje que escribió para «Esquire» sobre el tenista Michael Joyce.

«Una de las cosas que hace la televisión es ayudarnos a negar que estamos solos. Frente a las imágenes televisadas, podemos tener el fascímil de una relación sin el esfuerzo de una relación verdadera. Es una anestesia de la forma», explica Wallace a McCaffey. Aun así, ¿es posible escribir ficción en una época que a cada instante ofrece entretenimiento? Sí, parece decir Wallace. «Es el mejor momento para estar vivo y probablemente sea el mejor momento para ser escritor. No estoy seguro de que sea el más fácil».

Sobre el autor: Wallace nació en Nueva York en 1962, pero vivió en Illinois. Se suicidó el 12 de septiembre de 2008. Dejó tres obras inmensas: «La broma infinita», «La escoba del sistema» y «El rey pálido»
Ideal para... conocer de primera mano las derivas intelectuales del escritor y, también, las vitales
Un defecto: Para los que no están relacionados con la literatura norteamericana, algunos temas les pueden resultar algo lejanos
Una virtud: Permite apreciar la trayectoria del escritor y su cada vez mayor influencia en la narrativa americana
Puntuación: 8