Cataluña
Voto del miedo
Los mítines del fin de semana confirman que el PSC va a articular su campaña sobre las veleidades independentistas de Mas. CiU se escapa en las encuestas y la única manera de frenarle podría ser sacando a relucir sus escarceos soberanistas. Una estrategia eficaz porque aunque la Cataluña real está saturada de tripartito y harta de la inoperancia de Montilla, tampoco quiere saber nada de una independencia que solo es reclamada por minorías y egocéntricos sectores nacionalistas. La pena es que el president se haya dado cuenta tan tarde. Si en vez de pasarse la legislatura hablando solo en catalán se hubiera ocupado más de reivindicar el bilingüismo, cortando de raíz las atrocidades del tripartito en materia de sanciones y multas a los castellanohablantes, es posible que ahora tuviese alguna credibilidad y conservara esos miles de votos del cinturón de Barcelona sin los cuales el PSC no es nada. Al no hacerlo, su credibilidad esta mermada. Por eso es posible que, como indican los últimos sondeos, CiU baje y se aleje de la mayoría absoluta, pero también que ese retroceso no le sirva a Montilla para nada. Y es que la coherencia es fundamental en política. A los socialistas catalanes les hace falta una buena dosis de ella. Recurrir sin más al voto del miedo, como están haciendo ahora, puede ser eficaz, pero no restaura su imagen de partido coaligado cuatro años con el separatismo.
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