Crítica

«Parsifal» contra el totalitarismo

«Parsifal»de Wagner. Con Klaus Florian Vogt, Anja Kampe, Alan Held, Hans-Peter König. Director de escena: Claus Guth. Gran Teatro del Liceo. 20 - II - 2011

La Razón
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La última ópera de Richard Wagner ha tenido un largo recorrido con verdaderas citas históricas en el escenario del Gran Teatro del Liceo de este emblemático «drama sacro» que en esta ocasión se presentaba en una nueva puesta en escena coproducida con el Teatro de la Ópera de Zurich y con el director titular, Michael Boder, en el foso. Una dirección musical que tras un inicio algo titubeante y unos metales no siempre acordes en sus ataques fue ganando musculatura, nervio dramático, intención y cuidada belleza en los pasajes más melódicos. Una lectura musical de calidad que chocaba frontalmente con la propuesta escénica del director alemán Claus Guth, quien ha convertido esta obra en un drama psicológico con tres responsables médicos de un sanatorio como protagonistas en un ambiente post Primera Guerra Mundial. Nada de caballeros del Santo Grial, sólo enfermos mentales y una lucha de poder en la institución. Por eso, el segundo acto se presenta de nuevo en el sanatorio durante una fiesta con ambiente de los años veinte para la escena de las muchachas-flor y de la seducción de Kundry para volver a un ruinoso sanatorio de nuevo en el tercero, que finaliza con un Parsifal uniformado que predice la aparición de un líder militarista y totalitario.


Bronca a Schmidt
Aún hay tiempo para una última escena con la imposible reconciliación entre Amfortas y Klingsor. La profunda y exultante música ideada por Wagner para exaltar la mística cristiana queda completamente desvinculada de esta intelectualizada propuesta escénica. Eso sí, maravillosamente ofrecida gracias a una escenografía magnífica a cargo de Christian Schmidt sobre una plataforma giratoria que ofrece grandes posibilidades para contar la trama. Un reparto solvente y eficaz puso la velada a una gran altura musical, especialmente el excelente Gurnemanz de Hans-Peter König y la potente y algo histriónica Kundry de Anja Kampe, que acabó el segundo acto con algún apuro. El Coro del Liceo tuvo una muy cuidada actuación en un título que fue bastante aplaudido, pero que no se salvó de la consabida bronca al director de escena.