Euríbor

Paraíso perdido por Fernando Chornet

La Razón
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Una joven administrativa, mileurista, decidió, hace unos años, comprarse un pisito para irse a vivir con su novio, también mileurista. No tuvieron problemas, ya que el banco les concedió amablemente un crédito hipotecario con el que pudieron adquirir su nidito de amor. Dos años más tarde, en vista de cómo subía el precio de su pisito, decidieron comprar otro, poner el suyo en alquiler y mudarse al nuevo que, lógicamente, era bastante mejor.

Acudieron de nuevo al amable banquero y, sin problemas de ninguna clase, consiguieron su nuevo préstamo hipotecario. Todo era maravilloso, España era un paraíso. Qué bien, se decían. Pero… un día el inquilino que tenían en el pisito, dejó de pagar el alquiler porque tenía problemas en su trabajo y el novio de nuestra protagonista se quedó sin empleo y se dedicó a vivir tranquilamente cobrando del paro. Ya mejorará la situación, se decían.

Hoy está desesperada, su novio ha agotado la prestación y no encuentra trabajo, no consigue inquilinos para el piso, los mil euros mensuales que cobra no dan para vivir y pagar las dos hipotecas, y el amable banquero… ha dejado de serlo y amenaza con todas las penas del infierno si no hace frente a los pagos.

No sabe qué hacer y reza por no perder su empleo ya que, en ese caso, su situación sería dramática, como lo son tantas en la actualidad. Lamentablemente hemos perdido ese paraíso que era España. ¿O acaso no era un paraíso, sino una gran mentira en la que creyeron muchos y que era conocido por todos como Estado de bienestar?