Andalucía

Cruzarse al pitón contrario

La Razón
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A cuatro meses escasos para las elecciones municipales y a poco más de un año para las autonómicas –las trascendentales autonómicas–, no hay lugar para contorsiones, ni ángulos para ambigüedades. Todas las cartas tienen que estar boca arriba. Claras.
Antes de traspasar la manija, cocida y recocida durante treinta años de poder, el Partido Socialista va a quemar las naves y va a arrancarse el discurso a tiras hasta llegar al tuétano. Quiere esto decir que los mensajes serán munición Parabellum: que Arenas está a la derecha de Rajoy, que si llega el PP sacará a los ancianos de las residencias (Micaela Navarro dixit), que dinamitarán el Estado del Bienestar y de las autonomías...Y este tipo de cosas que se dicen cuando políticamente se camina en la carreta hacia el patíbulo (lean metafóricamente). Nadie, por cierto, concilia el sueño en esta carreta, decía John Donne; nadie en San Telmo va a dormir hasta que los ciudadanos tienten las urnas.
Asegura con tino Carlos Rodríguez Braun que el PSOE ha gestionado mal, que ha puesto a este país a balancearse en el precipicio económico, pero el PSOE sabe hacer una cosa mejor que nadie: ganar elecciones. Todas en Andalucía hasta el momento. Y en 2012 ya veremos.
En este sentido, y saltando de espontáneos a la arena taurina, Arenas puede cometer dos errores fatales. Uno, perderle la vista al toro. Esto es, doblar la pañosa y recoger la ovación del tendido mientras el Partido Socialista, con media en todo lo alto, escarba en la arena o en cualquier otro sitio. Cuando el presidente de la Junta dice que su partido es una «máquina» en el desperezo electoral, tiene razón. ¡Vaya si la tiene!
El segundo error es no cruzarse a tiempo al pitón contrario. Javier Arenas ha repetido como un mantra, y hasta lo ha mandado a imprimir en tazas de «souvenir», que no quiere la gloria del triunfo, sino la responsabilidad de gobernar. Y un gobernante, dice también Arenas, no es el que se limita a mandar –«aquí se ha mandado mucho y se ha gobernado poco»–, sino el que se atreve a tomar decisiones.
Cruzarse al pitón contrario en política es dejar bien clara la hoja de ruta. El que va a echar la papeleta en la urna quiere saber si se van a reducir los 25.000 empleados de las empresas públicas, si las diputaciones se van a a someter a un plan intensivo de adelgazamiento, cuándo se creará empleo neto, si los funcionarios sufrirán otro tijeretazo. Porque lo contrario es torear de perfil, «porafuera» que dicen aquí.