Cataluña

Una carrera sin aspirantes

Tras la sonora derrota nadie se ha postulado aún oficialmente para el relevo en el PSOE. El sucesor puede ser un diputado desconocido ajeno al zapaterismo 

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MADRID.- Si algo reinvindicó ayer el candidato del PSOE a las elecciones del 20-N ante la dirección federal del partido fue que el programa electoral con el que concurrió a los comicios será válido para marcar las líneas de oposición, sea quien sea el jefe de ésta cuando los socialista voten en febrero a su nuevo secretario general. Rubalcaba no dio pistas de sus intenciones porque aún no ha decidido si optará o no a ese congreso, aunque son muchos los que se ha apresurado a negarle legitimidad para aspirar al liderazgo del PSOE, tras la histórica derrota del domingo.

Tampoco Carme Chacón, quien a su llegada a la reunión de ayer saludó a Rubalcaba con un efusivo abrazo que no pasó desapercibido entre sus compañeros, se ha postulado oficialmente. Y eso que hubo quien anunció que lo haría la misma noche de las elecciones para retomar el duelo que dejó pendiente con Rubalcaba el pasado mayo como consecuencia de unas primarias no celebradas. Hoy nadie lo da por seguro porque los resultados han sido peores incluso de lo esperado, y el PSC se ha desplomado en Cataluña, lo que también invalidaría a la catalana para la carrera sucesoria.

La decisión del PSOE de celebrar un congreso ordinario para renovar la dirección del partido abre, en todo caso, el debate sobre la sucesión Zapatero, una carrera en la que, por el momento, no hay candidatos oficiales, pero para la que suenan varios nombres además de los antes citados. Uno de ellos es el de Patxi López, el actual lehendakari, aunque al no ser diputado en las Cortes Generales tendría complicado ejercer la labor de oposición. En el PSOE dicen que Lòpez no juega al corto ni al medio plazo y que podría ser el tapado de un candidato de transición. El nombre de Guillermo Fernández Vara, ex presidente extremeño, siempre sale a la palestra cuando en el PSOE se habla de este asunto, pero su compromiso está en Extrremadura, lo ha dicho decenas de veces y él sí es hombre de palara.

Muchos miran también al joven diputado vasco Eduardo Madina, quien hace tiempo que se convirtió en una de las jóvenes promesas del socialismo. Reúne muchas caulidades personales y políticas, pero él se resiste a pesar de que contaría con grandes apoyos.

José Bono es el siguiente de la lista, pero él asegura que es firme su decisión de abandonar la primera línea y que sus aspiraciones colmadas. Su nombre siempre suena cuando se hacen quinielas y será porque pocos saben en realidad qué trama el castellanomanchego. Juan Fernándo López Aguilar, ex ministro de Justicia, y actual portavoz en el Parlamento Europeo, se deja querer y además no oculta sus aspiraciones.

Lo mismo le ocurre a Tomás Gómez, quien se cree capacitado para pujar por el liderazgo. Es probable que haya más, pero si el congreso resulta un émulo del XXXV, el que más papeletas tiene será un diputados desconocido, ajeno al zapaterismo y que ni él mismo sabe hoy que podrá ser el nuevo líder.

 

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