
Bucarest
Falcao entre un mito y un adiós

La estrella honrada
Lo único que nos sobra de Falcao son los rumores sobre su partida alimentados por el consejero delegado del club en vísperas de Bucarest
A los que hemos tenido la inmensa suerte de ver a Falcao bregando con centrales y rematando lo irrematable, nos sobran los titulares grandilocuentes y los chistes sobre tigres comedores de leones de los últimos días. Sabemos hace tiempo que Falcao es un fenómeno, capaz de correr sin pausa durante 90 minutos, de elevarse por encima de rivales que le sacan 20 centímetros y de enchufar a puerta balones a los que parece físicamente imposible llegar. También sabemos lo importante que es para el resto del equipo que su máxima y más valiosa estrella trabaje más que ninguno, sobre todo desde que, en enero, se fuera a su casa un presunto jugador de calidad con sonrisilla perpetua y menos ganas de trabajar que Rato cuando las cosas van mal.
Los que llevamos toda la temporada viendo a Falcao ya no nos asombramos por estas cosas asombrosas, ni tampoco por que nunca ponga malas caras, nunca finja una lesión, nunca dé una patada, aunque reciba palos hasta en la media melena, un «fair-play» que no sobra en la Liga. Lo único que nos sobra de Falcao son los rumores sobre su partida alimentados por el consejero delegado del club en vísperas del prodigioso partido de Bucarest, loco como está por venderle y hacer caja a costa del futuro del equipo, su única intención. Nos sobran las ganas de algunos de dar un disgusto a la afición del Atleti un minuto después de un triunfo histórico y nos sobran los que intentan vender como información lo que son rumores. Lo único que sobra de «El Tigre» es lo que «El Tigre» no hace; hay que joderse.
María José Navarro
Comparando
La historia del fútbol está plagada de delanteros capaces de rematar una lavadora centrada desde un sexto piso. Santillana, Papin, Hugo Sánchez...
Guardiola, que en sus adioses de beato expide certificados de «crack», asegura de Falcao que es el mejor delantero centro del mundo. No anda descaminado, porque el mozo es buenísimo, pero exagera, igual que magnifica mi vecina las hazañas del ariete colombiano. Deben de ser los efluvios del champán que se tomó en Bucarest. Las comparaciones son odiosas, pero es que tengo a los colchoneros muy subiditos con la Europa Liga y con los goles de ése a quien apodan «El Tigre». Pues nada, ya sólo le faltan cinco títulos y un centenar de goles en España para igualar al gran Kanouté, que no costó 40 millones sino 5, y que en siete años en Sevilla jamás ha mandado a su representante a ofrecerlo al mejor postor. Este pájaro está loco por volar.
La historia del fútbol está plagada de delanteros capaces de rematar una lavadora centrada desde un sexto piso. Santillana, Papin, Hugo Sánchez, Zamorano... fueron goleadores a cuya estirpe pertenece Falcao. Todos ellos, inmediatos predecesores o contemporáneos de Van Basten, marcaron más goles que el holandés. Pero una estrella es otra cosa y para reconocerla no es necesario ir a la estadística, basta con contemplar su brillo, su relación casi erótica con la pelota. José Tomás podrá desorejar a dos millones de toros, pero ninguna faena suya alcanzará la hondura de una verónica, una sola, de Morante. Falcao es un eficaz currante que persigue a golazo limpio un contrato donde mejor le paguen. Kanouté es un artista que para los relojes con cada control e imanta el balón cuando lo conduce. Cuestión de paladar.
Lucas Haurie
✕
Accede a tu cuenta para comentar