Fichajes

Menos lobos

La Razón
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No es posible que todos los fichajes que se anuncian se conviertan en realidad. No hay dinero para tanto. Cada temporada aparecen futbolistas presuntos oscuros objetos del deseo porque los pretenden varios clubes a la vez y, en realidad, suelen ser añagazas de sus representantes, que desean percibir el porcentaje correspondiente si hay traspaso. El mercado lo mueven los apoderados. La primera operación es acudir al club a solicitar un aumento de sueldo dado que el chico ha jugado buen número de partidos. Si en la entidad hay gente que argumenta que existe un contrato firmado meses atrás, el representante se va a casa pensando en cómo maquinar. En estos casos siempre hay una filtración. El asunto parece no tener trascendencia primero, aunque después hay alguien que se despierta y piensa que es operación posible y conviene adelantarse a otros. Hasta ahora, las compraventas, con o sin argucias, han sido posibles por el compulsivo deseo comprador de los directivos, pero los intercambios son cada vez más difíciles. Entre otras razones, porque los clubes ya no se fían unos de otros. El Atlético aspira a fichar a Jorge López y Borja Valero. No habrá tal. A Fernando Roig le costó mucho cobrar el traspaso de Forlán. Posdata. Lendoiro clama en el desierto.