Estreno

Doloroso amor

«50 sombras de Grey» es el fenómeno erótico de la temporada«Cincuenta sombras de Grey»E. L. JamesGrijalbo. 544 págs, 17,90 euros. (e-book, 9,99).

Doloroso amor
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En los años 70, el sadomasoquismo era el último tabú que quedaba por superar. Se reeditaron las historietas de John Willie y Eric Stanton, se llevaron al cine «Las aventuras de Gwendolin» y triunfaron clásicos del porno sado como «Historia de O» y «La venus de las pieles», el clásico de la sumisión de un aristócrata a una dominatrix de tacón de aguja y látigo, vulgarizando la dialéctica del amo y el esclavo como una fantasía amorosa más en la novela romántica. Las feministas se han puesto como fieras por los estereotipos que maneja E. L. James, que no son otros que los prototípicos de la novela romántica, a la que se le ha añadido sexo y relaciones sadocas a gogó.

Las feministas protestan
¿No es el sufrimiento parte esencial del éxtasis amoroso? E.L. James escribió un largo relato de «fan fiction» basado en los personajes de «Crepúsculo» titulado «Master of the Universe», que tras ser un «best-seller» en e-book fue convenientemente remodelado en su edición de papel como «50 sombras de Grey». ¿Su singularidad? Que al nacer como un «fanfic» más realista y crudo de la saga de Stephenie Meyers ha conservado la fantasía adolescente del primer amor como posesión extrema del otro y experiencia dolorosa. Inicialmente como un joven vampiro bello y torturado, transformado en el problemático Grey, cuyo «cuarto rojo del dolor» está repleto de resonancias góticas.

E. L. James ha potenciado las escenas de sexo explícito, combinadas con una historia de amor tan clásica como «Rebeca», de Daphne du Maurier. El guapo y atormentado millonario le propone a una universitaria virgen un contrato de sumisión tan prolijo como compleja es su torturada personalidad. Ella, antes que perderlo, acepta la relación y traza una estrategia para salvarlo de sí mismo y reconducirlo a la normalidad (léase final feliz). Es notorio que los actos de sumisión al ser amado son parte del itinerario que la heroína ha de recorrer en esa peregrinación del deseo que es la entrega amorosa total.

En una sociedad igualitaria y ultratolerante, en la que se huye del compromiso, a las feministas les han escandalizado los clichés del amo protector que establece una relación monógama y fiel con una universitaria que acepta libremente la sumisión. Que diez millones de mujeres urbanas anglosajonas se hayan identificado con la protagonista indica que las fantasías eróticas funcionan cuando están insertas en un romance de amor y redención. Para Northrop Frye, la virgen asediada es algo más que una simple representación de la integridad humana. «Puede ejercer cierta cualidad redentora, gracias a su inocencia y bondad, o, en otros contextos, mediante su astucia en la manipulación y en la intriga».