Grupos
Las guitarras del diablo
Jimi Hendrix y Robert Johnson tuvieron finales trágicos. Y a ambos se les adjudicó la leyenda de que eran meros instrumentos de espíritus del mal
La historia ha sido relatada en diversas ocasiones. Jimi Hendrix, el virtuoso de la guitarra al que la revista «Rolling Stones» ha clasificado como el mejor guitarrista de todos los tiempos, había contratado a un percusionista africano para que lo acompañara en la grabación de un álbum. El músico había escuchado ya alguna de las interpretaciones de Hendrix, cuando, imperiosamente, le pidió que le revelara qué maestro le había enseñado aquella manera de tocar la guitarra. Al parecer, Hendrix se quedó sorprendido por la pregunta y respondió que era una forma de interpretar propia y original que no derivaba de ninguna enseñanza.
Sin embargo, el africano no se dio por satisfecho con aquellas palabras. Por el contrario, insistió en que Hendrix tenía que haber recibido un conocimiento que se reflejaba en los ritmos especiales que lograba arrancar de las cuerdas del instrumento. Tanto insistió el hombre que Hendrix, ya un tanto irritado, acabó indagando por las causas de su pregunta. La respuesta del africano fue terminante: «Mi abuelo fue un brujo de «voodoo» y utilizaba ese mismo ritmo para invocar a los espíritus de los muertos. A él se lo habían enseñado. Por eso sé que usted también tiene que haber recibido ese conocimiento de alguien».
No está documentado como reaccionó Hendrix ante aquellas palabras. Sí consta que uno de sus grandes éxitos sería «Voodoo Child» y, sobre todo, que su muerte, que tuvo lugar el 18 de septiembre de 1970, estuvo envuelta en el misterio. Su novia, Monika Dannemann, hablaría de que la había despertado pidiendo ayuda, petición que ella atendió llamando inmediatamente a una ambulancia. Sin embargo, la autopsia pondría de manifiesto que a la hora en que Hendrix supuestamente habló con Monika llevaba varias horas muerto, posiblemente ahogado en su propio vómito.
Más escalofriante si cabe resulta la historia de otro prodigioso guitarrista negro. Nos referimos al bluesman Robert Johnson. De él se ha contado en repetidas ocasiones que había firmado un pacto con el Diablo en un cruce de carreteras situado en Clarksdale, Mississippi. A cambio de su alma, Robert Johnson habría recibido del príncipe de las tinieblas un don especial para tocar la guitarra.
El mismo Johnson habría dejado buena nota de la historia en algunas de sus composiciones más conocidas como «Cross Road Blues» y, sobre todo, «Me and the Devil», donde anunciaba cómo Satanás se llevaría su alma precisamente en un cruce de caminos. Algunos autores han intentado relacionar a ese Diablo con Legba, la divinidad africana asociada con los cruces de carreteras, pero el dato no tiene mayor importancia. La muerte de Robert Johnson se produciría también en extrañas circunstancias como la de Jimi Hendrix. Tan extrañas que a día de hoy no se ha podido determinar con seguridad ni la fecha ni las circunstancias. Ya en los años sesenta, el guitarrista de los Rolling Stones escucharía una de las grabaciones de Johnson. Comentó por aquel entonces que el negro no tocaba mal, pero que quien era especialmente bueno era el fulano que le hacía los acompañamientos. Ignoramos la cara que puso el guitarrista de los Rolling cuando le informaron de que Johnson, el bluesman, tocaba solo. Aunque, en realidad, ¿era así?
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