Fútbol

Bilbao

Sin síndrome barcelonista

La Razón
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El último Athletic Club de Bilbao que paseó en la gabarra tenía centrocampistas con tortícolis porque Goicoechea y Liceranzu mandaban el balón al ataque sin que pasara por la zona media, aunque De Andrés era futbolista extraordinario. Con Joaquín Caparrós, el equipo suplió sus carencias con agresividad, con desgaste físico. Con Marcelo Bielsa, el equipo ha dejado de estar formado por once jugadores voluntariosos. Su concepto futbolístico no tiene nada que ver con el tradicional en San Mamés. Con el entrenador argentino se profesa otra fe y todos los componentes de la congregación asumen sus prédicas.
Marcó Llorente y hasta que llegó el empate madridista, y aún después del mismo, las ocasiones de gol de los bilbaínos fueron varias. Muniain y Llorente desaprovecharon dos de forma incomprensible.
El Real Madrid no pudo mantener durante el primer tiempo superioridad en el manejo del balón y eso que Mourinho se arrepintió de sus pecados alineando a Marcelo, quien logró la igualada, antes que a Coentrao, y a Varane antes que a Carvalho. Varane no estuvo en lo que celebraba en ocasiones en que Llorente se plantaba en el área.
El entrenador madridista cambió a seis de los futbolistas que jugaron contra el Barcelona y el conjunto no se resintió, sino todo lo contrario. No padeció síndrome barcelonista. En la segunda parte, dos penaltis, el segundo con roja para De Marcos, volcaron el juego y los goles para el anfitrión.
El Madrid demostró de nuevo ante el Athletic que es vulnerable, pero también, como es costumbre de la casa, que al contragolpe es mortal. El equipo de Bielsa lo intentó hasta el final y puso en apuros al Real Madrid, aunque terminara goleado. Mostró imagen esperanzadora.