Operación Policial
Varón de entre 18 y 35 años y bajo nivel cultural perfil del agresor sexual
Un hombre joven, de entre 18 y 35 años, con un bajo nivel cultural, un historial familiar problemático y abuso del consumo de alcohol y drogas es el perfil medio de los agresores sexuales recluidos en las cárceles españolas.
Así lo ha desvelado hoy el catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco Enrique Echeburua durante una conferencia sobre "Tratamientos psicológicos de los agresores sexuales en prisión"que ha pronunciado en el marco del IX Congreso Nacional de Psicología Clínica, que tiene lugar en los Cursos de Verano de San Sebastián.
Este experto ha explicado que habitualmente los agresores sexuales presentan también una baja autoestima en la esfera afectiva y emocional, una elevada excitabilidad sexual y un "alto"nivel de "búsqueda de sensaciones", unido a un "fallo en sus mecanismos de inhibiciones"e "inefectivas estrategias" para afrontar las situaciones.
Ha desvelado asimismo que, en el plano psicológico, estos hombres cuentan con "pocas habilidades y valores prosociales", tienen "comportamientos agresivos", ausencia de "empatía"con sus víctimas y proceden de "grupos de referencia"en los que se produce una "facilitación de la violencia"
Tienden además a negar o "minimizar"sus acciones con justificaciones como: "ella lo buscaba o se lo ha pasado bien", ha concretado Echeburua, quien ha explicado que, aunque no existe una clasificación general de estos reclusos, sí se puede diferenciar entre los "ocasionales", los que además de agresiones sexuales comenten otros delitos, los "sádicos"y los "psicopáticos".
Ha citado asimismo como factores que pueden llevar a estas personas a delinquir sexualmente las situaciones de estrés prolongado, el consumo de alcohol y drogas, el "deseo apremiante", la irritabilidad y dos cuestiones que se encuentran relacionadas con sus víctimas: el nivel de "indefensión"de las mujeres y la "percepción de impunidad"que puedan hacer más fáciles las agresiones.
Ha indicado que el tratamiento "estándar"que se ofrece a estas personas en las cárceles consiste en dos sesiones semanales impartidas por dos terapeutas a grupos de una docena de internos, durante diez o doce meses.
Con estos programas se pretende que los agresores sexuales acepten su responsabilidad, desarrollen empatía con sus víctimas, modifiquen sus "distorsiones cognitivas", aumenten su autoestima y aprendan a controlar la ira, además de enseñarles "estrategias de resolución de problemas"y a controlar el consumo de drogas.
El desarrollo de habilidades sociales y modificar su escitabilidad sexual son otros de los objetivos de esta terapia, que lleva a que sólo un 4,1% de los tratados vuelva a cometer este tipo de delitos.
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