Damasco
Las fuerzas de Asad recuperan los suburbios de Damasco
Las fuerzas rebeldes llegaron ayer hasta el aeropuerto de Damasco, donde se produjeron duros combates entre desertores sirios y leales al régimen del presidente Bachar Al Asad. El avance del opositor Ejército Libre Sirio puso en alerta a las fuerzas gubernamentales, que poco tardaron en sacar sus tanques y blindados para impedir que los rebeldes se hicieran con el control de este estratégico enclave. Desde hace más de tres días, opositores y leales al régimen se enfrentan en una batalla campal en los suburbios de la capital. Cada día que pasa, las tropas rebeldes demuestran su capacidad para combatir al Ejército sirio y se acercan al corazón del régimen en plena capital siria.
Las fuerzas del régimen tuvieron que emplearse a fondo con ametralladoras, tanques y helicópteros para contrarrestar a los militares disidentes, que están equipados sólo con armas ligeras. Ante la demostración de fuerza de las tropas leales a Asad, los rebeldes tuvieron que retroceder posiciones y esperar en las proximidades del aeropuerto.
Al cierre de esta edición, el Gobierno sirio anunció que sus fuerzas han recuperado el control total de la periferia de Damasco y prometió que continuará la lucha contra los «grupos terroristas». En un comunicado, el Ministerio del Interior afirmó que sus fuerzas han realizado «en los tres últimos días una operación en Duma, Harasta, Saqba, Hamoria y Kfar Batna, en la que persiguieron a elementos de grupos terroristas armados que cometieron asesinatos y secuestros y plantaron minas en las carreteras».
También se produjeron choques ayer en el área de Al Guta, próxima a la capital; en la ciudad central de Homs y sus alrededores; en la provincia septentrional de Idleb y en Latakia, junto a la costa mediterránea. En la localidad de Saqba, cerca de Damasco, las fuerzas del régimen bombardearon la zona con artillería.
Por tercer día consecutivo, los combates se reanudaron en Homs, donde el Ejército Libre dice controlar varios distritos de Al Rastan.
La ola de violencia que desde hace una semana asola al país dejó ayer un centenar de muertos que se suman a los varios centenares de fallecidos por la represión en el repunte de la violencia de los últimos siete días.
Además, según la agencia Sana, un «grupo terrorista armado» saboteó un gasoducto a la altura de la localidad de Tel Kalaj, cerca de la frontera con Líbano. También denunció que otro «grupo armado» abrió fuego contra un médico, que falleció cerca del campus de la Universidad de Homs.
Siria se ha convertido en una bomba de relojería a punto de estallar y, de hacerlo, las consecuencias serían muy graves para toda la región. Por ese motivo, Rusia, el único aliado internacional de Damasco, está buscando una salida a la crisis siria. Moscú, que ha bloqueado y seguirá bloqueando las posibles resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria, ha invitado a la oposición y el régimen sirio para encontrar una solución política que ponga fin al conflicto de once meses, sin injerencia extranjera. El primero en aceptar la propuesta ha sido el presidente Asad, en un gesto que muestra su desesperación.
Lo que propone Rusia es una ronda de diálogo entre representantes de ambas partes para alcanzar un acuerdo consensuado que ponga fin al derramamiento de sangre que podría conducir al país a una inminente guerra civil, algo que algunos apuntan ya.
El mandatario sirio dio ayer el visto bueno a la iniciativa de las conversaciones de paz, pero el Consejo Nacional Sirio, que agrupa a la mayoría de la oposición en el exilio, mantiene sus reservas sobre la propuesta y ha anunciado que la estudiará.
Está claro que lo que quieren los detractores del régimen es la salida de Asad y no se conformarán con una tregua. El presidente sirio tampoco está por la labor de abandonar el poder, por lo que esta ronda de diálogo tienes visos de fracasar antes de comenzar.
Otra oportunidad en la ONU
Una delegación de la Liga Árabe encabezada por su secretario general, Nabil Al Arabi, se reunirá hoy con el Consejo de Seguridad de la ONU para recabar apoyos a su iniciativa para solucionar la crisis en Siria. La propuesta pide que Asad traspase sus poderes al vicepresidente y se forme un Gobierno de unidad nacional, antes de redactar una nueva Constitución y convocar elecciones, lo que ya ha sido rechazado rotundamente por el régimen sirio, y será bloqueado por Rusia en la ONU.
La crisis siria, convertida ya prácticamente en una guerra civil, no encuentra solución en Naciones Unidas. El pasado mes de octubre, la comunidad internacional quiso mediar para evitar la sangría en la que se ha convertido la represión de Asad. Sin embargo, el veto de Rusia y China, tradicionales aliados sirios, impidió una intervención de cualquier tipo. Desde entonces, ambos países se han convertido en los valedores del «rais» sirio y en cómplices de su represión.
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