José Ramón Busto: «Las huelgas deberían ser algo anticuado»

–Cincuenta años del Icade. ¿Lo más satisfactorio de ese medio siglo?
–El prestigio que ha adquirido por hacer las cosas bien.

–Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas. ¿De aquí no salen gestores codiciosos o sin escrúpulos?
–Nuestra intención es que salgan buenos gestores que pongan la empresa al servicio de la sociedad.

–Se habla de la necesidad de un nuevo humanismo. ¿Con más humanismo sería imposible que se diera una crisis como la de ahora?
–No lo sé, pero al menos podría ayudar a vivir la crisis mejor y a salir de ella. El humanismo es poner al hombre en el centro de todo.

–No está muy en el centro últimamente...
–No. Está el poder, el tener, el disfrutar.

–Imparten, leo, conciencia social avanzada. ¿Qué es eso hoy?
–Quiere decir que trabajamos por el desarrollo integral de todos.

–¿La conciencia social avanzada no roza con la izquierda?
–Sí, y no me preocupa nada, si la izquierda es en verdad izquierda. Pero no se ve mucha izquierda de verdad.

–Entre los antiguos alumnos, Diego López Garrido. Les salió socialista...
–La opción política es personal. Le diré que la diferencia entre la izquierda y la derecha es cada vez menor en términos económicos.

–Huelgas de profesores, huelgas de estudiantes...
–Uno de los males de este tiempo es creer que las huelgas arreglan algo. Las huelgas no solucionan nada. Deberían verse como algo anticuado. Sería un signo de evolución.

–Se habla de la mediocridad de los políticos, de la sociedad en general...
– «Cada pueblo tiene el cura que se merece». Los políticos son a veces gestores de lo peor de nosotros mismos. Faltan líderes con grandeza.

–Hoy, dice Isaac Rosa, se prepara a los ciudadanos para la docilidad...
–Los «indignados» se han cansado de la docilidad. Les veo futuro si pasan de la protesta a la propuesta y del sentimiento a lo razonable.

–Cuando enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes, dijo Ortega.
–De acuerdo. La interrogación tiene forma de gancho; cuando alguien se hace una pregunta, siempre queda algo en el gancho.

–Sobre todo si la pregunta es un gancho al hígado...