Sevilla

Curro Díaz derrama su sangre en Sevila

Sevilla. Decimocuarta de la Feria de Abril. Se lidiaron toros de Manolo González, el 1º de Toros del Jarrama, y el 5º de Salvador Domecq, mal presentados y muy desiguales de presentación, descastados y sin fondo. Tres cuartos muy largos de entrada. Juan Mora, de verde hoja y oro, estocada, cinco descabellos (silencio); bajonazo (silencio); media, descabello en el que mató por Curro Díaz (silencio). Curro Díaz, de verde manzana y oro, estocada, descabello (saludos); herido. El Fandi, de azul noche y oro, estocada caída (saludos); estocada caída (silencio).Parte médico: Curro Díaz presenta una «cornada de dos trayectorias en el gemelo derecho, una ascendente de 7 centímetros con orificio de entrada y salida, fractura de peroné». De pronóstico grave». 

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El desánimo era nuestro, pero no esperábamos la cornada. Curro Díaz estaba metiendo en la muleta al quinto toro, de la divisa de Salvador Domecq, un astado con los pitones negros, que poco quería saber de la muleta por el derecho, pero que pareció que se dejaría engañar ante la insistencia de Curro por el izquierdo. Le enganchó tres o cuatro buenos y ante nuestra sorpresa, y la suya, entre un muletazo y otro, pareció alargar el cuello para cogerle de manera certera, eficaz. Un derrote seco un poco más abajo de la rodilla y la herida empezó a sangrar de manera abundante. No había manera de estar en el ruedo. Puede que fuera producto de mi imaginación, casi seguro, del susto, qué sé yo, pero prometo que en ese instante, puñetero segundo, en el que el toro extendió el cuello, lo hizo infinito y colgó del pitón al torero me pareció que la cornada iba acompañada de un ruido. Un golpe. Joder, !si las cornadas no suenan! Será la música interior que acompaña a la imagen. Le metieron para dentro raudo mientras la sangre salía a borbotones. Le había atravesado el gemelo y roto el peroné. Así en décimas de segundo. Nos quedamos fríos, más fríos todavía quiero decir. Salió Juan Mora a darle muerte, que no había otra cosa que hacer ahí. Curro Díaz se había esmerado con el toro. Como también lo hizo con el segundo, que parecía estar elegido a mala leche. Alto, escurrido y sin plaza.Tardó en desinflarse menos que un globo de feria.
 

El desatino de feo salió en cuarto lugar. Un colorado muy abierto de pitones que no podía ser más horroroso de hechuras. Pero en esta plaza sale todo tipo de toro, en la misma tarde, y todo vale. ¿Cuál es el toro de Sevilla? Juan Mora quiso, y lo toreó con buen aire con el capote. Cabeceó a destiempo en la muleta. Qué mala pata, con lo que le había costado a Mora volver. Sabiéndolo se puso cerquita y buscó el arrimón. Quizá el primero tuvo en lo bueno la prontitud, aunque luego no acababa de rematar a las claras. Mora hizo una faena medida, y antes de que nos diéramos cuenta tenía la espada dentro.
 

Ni la fuerza del El Fandi cundió ayer. Lo intentó en largas cambiadas de rodillas para romper el hielo y en las banderillas de después. Muleta en mano, regresó la frialdad. Tan agotado estaba el toro... Media arrancada tuvo el sexto. Y mirando para atrás. Fandi lo intentó, por uno y otro lado, pero en eso se quedó la faena, y la tarde. Sólo que un torero estaba herido en la enfermería y eso lo cambiaba todo.