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El culito de «mou»

La Razón
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Pilar Rahola, azulgrana hasta la médula, ve a Mourinho y los ojos le hacen chiribitas. Se lo confesó a Otero en «Julia en la On- da»: «Está buenísimo. Tiene un puntito salvaje y arrabalero. Me pone». Le gusta más que a Valdano y se atreve a hacerle un croquis anatómico: «Y su culito...». Culito o culo, eso es lo que va a necesitar «Mou» para no terminar en la pira de los entrenadores madridistas con el ídem chamuscado. Pero no parece. Lo suyo, además del matrimonio con Matilda, su santa, es la coyunda con él éxito. Son el uno para el otro. Donde entrena, triunfa. Ha alcanzado el clímax en Portugal, Inglate- rra e Italia. Si no fuera por el Barça de Guardiola, los augurios en España, exportables para Europa, serían inmejorables; aunque opine Sandro Rosell que sólo «dará ambiente a la Liga».«Mou», histórico merengue, ¡cuatro años!, paciencia de fútbol inglés y currículum de impacto: en las dos últimas temporadas, cinco títulos con el Inter. A priori, su fichaje por el Madrid no es una aventura como la que emprendió Manuel Pellegrini once meses atrás. Don Manuel, siempre tan discreto, se despidió en el As con tres pares de banderillas negras en todo lo alto. Supo en septiembre que «el presidente no se identificaba» con su «proyecto»; denunció que la «dirección deportiva no tuvo autoridad para impedir las ventas de Robben y Sneij- der», y descubrió, ¿cuándo?, que «el entrenador del Madrid no tiene mando», ¿y por qué no dimitió, con un par, como Camacho? Se agarró a la gloria y al dinero del Madrid, es humano, no galáctico, y terminó purgando por ello; pero con la faltriquera repleta. Y con más estilo que Pepe, que da la bienvenida a Mou- rinho con esta loa: «Hemos perdido prestigio en Europa y con él vamos a recuperarlo». Pelota redomado.