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La temporada alta se acerca con la sombra de un turismo de bajo coste
La estructura actual, enfocada a los congresos, no es rentable ante el viaje «low-cost»
Sevilla- En pocas semanas, Sevilla encarará la celebración de sus Fiestas de Primavera y vivirá los días de mayor llegada de turistas. Hasta los meses de fuerte calor en verano, la temporada alta para todos aquellos que viven de los visitantes se convierte en la única escapatoria para mejorar unas cifras de negocio que no terminan de convencer a ninguno de los implicados en el sector. En un principio, todo indica que la ciudad reúne las características necesarias para convertirse en un polo de recepción de viajeros de primer nivel internacional, pero a la hora de ajustar resultados, las cuentas no salen, y menos, en plena crisis económica.
Los profesionales del turismo recuerdan la época de las «vacas gordas», a comienzos de los años noventa, cuando al calor de la celebración de la Expo92, el auge de los viajes de negocios y congresos dinamizó una industria que languidecía bajo el modelo del «Spain is different» del tardofranquismo.
Ahora, con una ciudad repleta de hoteles –hay más de 20.000 plazas disponibles–, este modelo se ha agotado con la aparición de los turistas «low-cost», que desde mediados de la década pasada vienen a bordo de compañías aéreas que venden billetes a unos precios muy baratos. Tan baratos, que poco a poco relegan a las compañías regulares, que son las que tradicionalmente han traído al tipo de turista que interesa en Sevilla. Llegar en el avión, dormir en la habitación de hotel, desayunar y pasar el día con un bocadillo y una lata no casa con la infraestructura de una ciudad volcada en la celebración de congresos.
Según Antonio Távora, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Sevilla, la culminación del nuevo Palacio de Exposiciones y Concresos (Fibes) llegará con un importante retraso que ha hecho un gran daño al sector. «Comenzamos a pedir que se ampliara en el año 1994, porque teníamos un nicho de mercado que nos beneficiaba frente a otras alternativas con las que no se puede competir ahora». Se refiere a otros destinos cercanos que venden sol y playa y que «cuentan con el apoyo explícito de la Consejería de Turismo, que únicamente promociona a Málaga». Pese a las cifras del pasado año, con una tasa de ocupación hotelera superior a la época de la Expo92 –en 2011 vinieron más de dos millones de personas a disfrutar de sus vacaciones–, en los hoteles tampoco s e muestran contentos ante una situación muy deteriorada y con una oferta muy superior a la demanda.
Vienen turistas, los hoteles están llenos, pero a unos precios de hace una década, porque es la única manera de «ser competitivos», señala Santiago Padilla, gerente de la Asociación de Hoteleros de Sevilla y Provincia, quien pone de manifiesto que una de las oportunidades que se perdieron «cuando había dinero» fue la puesta en valor del Sevilla Congress and Convention Bureau. Se trata del sector «más tocado por la crisis económica, aunque los primeros meses de este año no han estado del todo mal», afirma Padilla, que recuerda que hay muchos hoteles «que lo están pasando mal, porque hicieron una inversión que no se corresponde con la demanda actual». Se refiere a los grandes establecimientos que tienen salones de celebración de convenciones y encuentros, que están vacíos, a los que hay que sumar «restaurantes que han cerrado sus comedores porque los que vienen sólo van de tapas», apostilla Távora.
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