Francia

Deportes al límite de fuerza y riesgo por José Antonio VERA

Deportes al límite de fuerza y riesgo, por José Antonio VERA
Deportes al límite de fuerza y riesgo, por José Antonio VERAlarazon

El deporte mueve pasiones en todo el mundo. De manera particular el fútbol, como tenemos ocasión de comprobar en estos días del Mundial de Suráfrica, con las calles vacías a la hora de los partidos en países como Argentina o Brasil. También España, por supuesto. Pero este deporte rey esconde tras de sí mucho sudor y sacrificio. Es verdad que los futbolistas cobran cifras millonarias, sin duda excesivas. Lo que no disminuye su épica como espectáculo en el que el riesgo y el esfuerzo existen con gran intensidad. Dicen los expertos que el fútbol es, junto con el ciclismo, el deporte de mayor riesgo. Quizás haya otros más intensos, por ejemplo el triatlón, prueba de máxima exigencia física integrada por tres disciplinas –natación, ciclismo y carrera a pie– que ponen a los atletas a prueba de resistencia.

En la antigua Grecia había uno aún más duro: el pentatlón, que conjugaba carrera, saltos, lucha, lanzamiento de jabalina y discos. Pero hoy día la mayoría de los deportes requieren una exigencia sobrehumana y una preparación fortísima. No de otra forman podrían estar durante horas bajo el intenso sol jugando al tenis Nadal y Federer. O los ciclistas sometidos a larguísimas etapas con subidas montañosas imposibles. El ciclismo y el fútbol son los de mayor riesgo porque las estadísticas dicen que en estos dos es donde se producen más lesiones graves y más casos de muerte súbita. Además en el ciclismo está muy extendido el uso de sustancias dopantes que incrementan considerablemente el rendimiento pero también disparan los problemas de quienes lo practican.

Los casos de desmayos e incluso muertes de ciclistas en plena acción no son aislados desde que el británico Tom Simpson falleciera de forma fulminante cuando ascendía el Mont Vetoux, en el Tour de Francia. Y después de él vinieron el italiano Denis Zanette y el francés Fabrice Salanson. En el fútbol aún tenemos fresca en la memoria la muerte en el campo del español Antonio Puerta, que por desgracia se sumó a los casos de el camerunés Marc Vivien Foe, el húngaro del Benfica Miklos Feher, de 24 años, el brasileño Serginho o el joven portero argentino Navarro Montoya, que murió a los 20 años de un paro cardio-respiratorio en casa de su novia a las pocas horas de haber concluido un partido.La mayoría de estos casos se debieron a problemas cardiovasculares no detectados por sus médicos, aunque en otros también influyeron causas pulmonares.

Los futbolistas tienen que jugar con una intensidad tremenda en muy poco tiempo, y eso trastoca todos los parámetros corporales. Por eso el deporte profesional se ocupa cada día más de la faceta médica: revisión de los antecedentes familiares, antecedentes personales tales como soplos, hipertensión, fatiga, síncope y dolor torácico asociado al ejercicio, y exploraciones físicas muy meticulosas. Buena parte de las dificultades para el ejercicio se pueden detectar y corregir, sin bien en algunos casos es imposible.

Otro de los problemas más comunes en el fútbol son las lesiones. Particularmente intensos, los problemas musculares, que dejan fuera de juego a numerosos futbolistas. Famoso fue el caso del centrocampista del Real Madrid Robert Prosineckyi, que sufrió un total de seis lesiones musculares en sus dos primeros años de estancia en el equipo.Muchos problemas musculares se deben a un deficiente calentamiento. Se suele decir que los futbolistas son vagos a la hora de calentar. Algo que no le ocurrió nunca al atleta Edwin Moses, que se jactaba de que los éxitos que cosechó en su brillante carrera se debieron en gran parte a la hora de calentamiento que hacía antes de cualquier competición.Ahora, además, la práctica deportiva tiene más riesgos como consecuencia del calor. No en el caso de los futbolistas que juegan en Suráfrica, pues allí es invierno. Pero si en nuestra zona del mundo y en deportes como el ciclismo. El calor es un factor que multiplica el riesgo. Los trastornos provocados por el exceso de calor en el cuerpo humano son frecuentes y en ocasiones pueden llegar a ser sumamente graves en la práctica deportiva.