ETA
Es el fin de ETA
Los presos de ETA pueden resultar decisivos para la disolución de la banda terrorista. El movimiento carcelario de etarras, dispersión y reunificación, no es nuevo. Más aún, expertos de la lucha antiterrorista, y no precisamente del equipo de Rubalcaba, aseguran que el colectivo de presos resulta imprescindible a la hora de lograr la disolución de la organización asesina. Entre otras cosas, porque afortunadamente en las cárceles es donde hay mayor número de miembros de ETA. En segundo lugar, porque la banda no quiere en modo alguno que sea desde las cárceles donde se inicie o se protagonice cualquier proceso. Históricamente, cada vez que ha existido algún «movimiento liquidacionista», como así lo llaman, ETA lo ha impedido, incluso asesinando a funcionarios penitenciarios. Nunca ha dejado en manos de los presos la salida del conflicto. De ahí que mi amigo Rogelio, con mucha cautela, quiera pensar que algo bueno se cuece con el traslado de algunos presos sanguinarios, como Idoia López Riaño, un traslado que se ha producido después de firmar la renuncia a la violencia y su abandono de ETA. Y, desde luego, sin beneficio penitenciario alguno. Sigue en el primer grado, el más duro de los existentes. Deseo que Rogelio tenga razón y que la línea, al parecer emprendida por Interior, se haya concretado de acuerdo con el otro partido mayoritario, el PP, y que no se trate de una nueva treta para ocultar otros problemas gravísimos o para abrir una negociación con el objetivo de que el entorno de ETA pueda presentarse a las elecciones municipales. Repetir la felonía de la pasada Legislatura, sería imperdonable. Lo peor es que, si lo pienso, son capaces. Así es la vida.
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