Nueva York
Fringe el «off Madrid» vino de Escocia
El Conde Duque se apunta a la etiqueta de la cita independiente con montajes de teatro, danza, música y performance
Pronúnciese «frinch» (más o menos). Si ya lo tienen dominado, están listos para dárselas de estupendos en sus cañas o cenas con amigos este verano: «Pues sí, mañana hemos sacado entradas para ir a ver una performance en el "Frinch"». Cuando le miren con escepticismo, acaso porque sus amistades saben que está sin un euro, que no piensa viajar en julio y agosto, y menos a Edimburgo, podrá explicarles que, desde este verano, Madrid estrena su propio «off» escénico. Un periodista le puso el nombre en 1947 al movimiento de algunos artistas excluidos del Festival de Edimburgo –el «oficial»– y con el tiempo la cosa se extendió a Nueva York, Melbourne, Toronto, Vancouver, Singapur, Montreal, Praga... Aunque Fringe no es una marca registrada y el de Madrid no está vinculado a sus «primos» extranjeros, salvo en su espíritu.
Lo más rompedor
Así lo explica Natalio Grueso, director de programación de artes escénicas del Ayuntamiento y responsable de la idea de importar este formato: «El Fringe nació en Edimburgo hace más de sesenta años con el objetivo de crear un escaparate en el que lo más innovador, lo más rompedor de las artes escénicas, tuviera un lugar donde exhibirse. Nace porque esas compañías quedan fuera de los canales comerciales, de los circuitos oficiales. En ese sentido, nuestro Fringe es idéntico al de Edimburgo». Y explica que «se trata de una convocatoria abierta a la que cualquier espectáculo, de cualquier parte del mundo, puede presentarse. Sólo pedimos que sean nuevos y que estén pensados para un festival como éste. Entre las propuestas que recibimos, que han sido más de 450, seleccionamos las que nos parecen más interesantes». Conviene aclarar que, pese a las intenciones –o el marketing–, muchos de los títulos no son, ni mucho menos, estrenos absolutos, aunque sí están entre lo más destacado o interesante del circuito alternativo.
El Centro Conde Duque se convierte este primer año en el único escenario de una cita que en otros países ocupa diferentes salas e incluso las calles de las respectivas ciudades. «Esto es un ensayo, nuestro primer Fringe, y hemos decidido hacerlo en Conde Duque, también porque otro de nuestros objetivos era recuperar el centro para la ciudad y para los Veranos de la Villa», prosigue Grueso. Contará con cien actividades de artes escénicas y música a cargo de 37 compañías teatrales y 12 grupos musicales.
«El cielo de los tristes», una propuesta del colectivo Los Corderos, da hoy y mañana el pistoletazo de salida. Será el comienzo de un mes de representaciones, a estreno diario, que abarcarán desde performances poético-escénicas como «Biosphere», del alemán Klaus Kruse (14 y 15), hasta experiencias para un solo espectador o una pareja, como es «Choose My Own Adventure», una creación en inglés sobre internet y la intimidad de Cecilia Molano y Katrin Memmer (días 3 y 4, con cita previa). Habrá además varias propuestas de teatro infantil, como «Otto», de Teatro Teloncillo (días 14 y 15), «Bag Lady», de la compañía inglesa homónima (28 y 29) o el clown italiano Pasquale Marino (4 y 5 de agosto).
En el camino se podrá ver a la compañía La Mirilla, con «Un hueco», montaje premiado por el público en la sala Kubik Fabrik (15 y 16). En las mismas fechas pasará por Conde Duque «Mi imaginación y yo», un espectáculo musical del actor Alex O'Dogherty acompañado del combo La Bizarrería. «La tempestad», que dirige Sergio Peris-Mencheta, revisará a Shakespeare (días 18 y 19), seguido por la performer Veronica Pallini, «Yo, sola» (20 y 21), y el proyecto «(In)Sumisos de las compañías Cría Cuervos y Turli Tava (20 y 21). Dos visitas a grandes textos serán «Ligazón», a cargo de Mathilde Rambourg (22 y 23) y «Muere, Numancia, muere», a partir de la obra de Cervantes, dirigida por Carlos Be (23 y 24). Por el Fringe pasarán nombres como Eva Redondo, que indaga en la eclosión de internet con «Ruta 5, 8» (24 y 25); el grupo Comosuena con sus paisajes sonoros creados con objetos (27 y 28); Pablo Messiez, que dirige el monólogo «Las plantas» (28 y 29); Ximena Vera e Ignacio Jiménez con un texto de Tennessee Williams (29 y 30); y José Barrios, con «Vino amargo», un recorrido por el mundo de la copla (30 y 31). El mes lo cierran Iñaki Álvarez y Pere Faura, que harán teatro con titulares de periódicos en «Diario de acciones» (31 y 1 de agosto).
LaBute y Calvani
Agosto seguirá con propuestas como «La curva», de Tankred Dorst, a cargo de Paco Montes (días 1 y 2), y «La realidad», con la actriz Fernanda Orazi, dirigida por Denis Despeyroux (2 y 3). The Purple Ladies (3 y 4), el Sleepwalk Collective (6 y 7) y el delicado juego de sombras de Davy y Kristin McGuire «The Icebook» (9 y 10) precederán a experimentos y nombres veteranos con ganas de seguir transitando caminos diferentes, como el Nuevo Teatro Fronterizo (5 y 6) o José Pedro Carrión al frente de la compañía Elenchós en «Transímaco», sobre textos nunca representados de Platón (8 y 9).
Entre los atractivos del Fringe hay dos nombres propios vinculados a un proyecto común: el neoyorquino Neil LaBute y el italiano Marco Calvani. Juntos pondrán en pie en un único programa «Cosas de este mundo», de LaBute, y «Miel en los labios», de Calvani (días 17 y 18 de julio), y ambos vendrán a Madrid. El experimento, llamado «Author directing Author» consiste en un tema común –han elegido la familia– puesto en pie por la compañía italiana Mixò y con cada dramaturgo dirigiendo la pieza que ha escrito el otro. Otra experiencia interesante será un taller de Metatarso Producciones, que ensayará en un «work in progress» de 45 minutos abierto al público y gratuito. Darío Facal y la compañía madrileña ofrecen un vistazo a las entrañas del proceso creativo de su próximo estreno, un «Oedipus Rex», sobre la obra de Sófocles y protagonizado por el actor británico Greg Hicks y Cristóbal Suárez (días 2 y 3 de agosto).
Seis obras en busca de su sitio
1. «El cielo de los tristes». Los Corderos llevan años de creación libre entre el teatro y la performance. Pablo Molinero y David Climent reflexionan en este montaje (abajo), sobre nuestra existencia (hoy y mañana).
2. «La tempestad». Sergio Peris-Mencheta, convertido en director, Xabier Murúa y Rebeca Ledesma se juntaron para crear una versión renovada del clásico de Shakespeare con la compañía El Barco Pirata (18 y 19 de julio).
3. «Muere Numancia, muere». Carlos Be reinventa el texto de Cervantes (a la dcha.) para hablar de la necesidad de héroes, con The Zombie Company y Corego Proart (23 y 24).
4. «Hermosura». Mey-Lin Bisogno se mete en una máquina del tiempo para imaginar en el lenguaje que mejor domina, la danza, formas futuras del cuerpo humano (25 y 26).
5. «Lucrecia». El poema de Shakespeare llega con sangre joven: Juan Pedro Schwartz y Ana María Montero, y dirección de Simon Breden (5 y 6 de agosto).
6. «La fiebre». Escrito por Wallace Shawn en 1991, este monólogo sobre primer y tercer mundo cierra el cartel con Israel Elejalde (abajo), dirigido por Carlos Aladro (11 y 12).
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