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Andalucía y las reformas
El presidente del Congreso, que participó ayer en los encuentros «España es nuestra razón» organizados por LA RAZÓN, adelantó que pondrá especial interés en aplicar en las Cortes el espíritu y la letra de la futura ley de transparencia y buen gobierno, pues está persuadido de que es imprescindible para que la clase política recobre la credibilidad a ojos del ciudadano. Acierta Jesús Posada al poner el foco de su quehacer institucional en este empeño, no tanto porque sus señorías no hayan hecho ya un notable esfuerzo de transparencia, cuanto por la necesidad de disipar esas sospechas o dudas que a veces circulan sin control entre la opinión pública. En tiempos recios y de apreturas, los primeros que han de conducirse con rigor y probidad son los señores diputados. Así lo entiende el presidente Posada, que predica con el ejemplo al rebajar los presupuestos del Congreso en un 5,2%. Es lo razonable. Las cuentas del Estado para este año, que el Consejo de Ministros aprobará el viernes, establecerán fuertes recortes del gasto público y supondrán un sacrificio para la mayoría de los españoles. La desquiciada gestión de siete años de gobierno socialista nos ha conducido al borde de la quiebra, y si el pueblo español le otorgó a Mariano Rajoy la mayoría absoluta el 20-N fue para que enmendara el desastre e interviniera con el pulso y la determinación de un cirujano ante un caso de vida o muerte. Por eso resulta sorprendente, por no decir irresponsable, que se deslegitime el plan de reformas de Rajoy por el hecho de que Arenas no lograra la mayoría absoluta. A quien examinaron los andaluces este domingo fue al presidente socialista de la Junta, no al presidente de todos los españoles, y no parece que el resultado haya sido muy reconfortante para Griñán, por más que se aúpe sobre los hombros de IU. De ahí que causen cierto sonrojo las expansiones triunfalistas de Rubalcaba, que augura nada menos que un cambio de ciclo político a su favor habiendo perdido nueve diputados y 700.000 votos. También derrapan los sindicalistas Toxo y Méndez, que han echado el resto durante la campaña electoral para reforzar la estretegia del miedo, cuando interpretan que la reforma laboral queda anulada porque Arenas no ha conseguido cinco escaños más. Al margen de intepretaciones forzadas y de conclusiones peregrinas, lo cierto es que, como señalaron ayer tanto Jesús Posada como Mariano Rajoy, el plan reformista puesto en marcha en estos cien días de Gobierno es imparable, porque es lo que necesita la economía española, lo que necesitan cinco millones de parados y lo que esperan nuestros socios comunitarios. Por lo demás, conviene recordar que el partido más votado por los andaluces este domingo fue, por primera vez en la historia de la autonomía, el PP, con más de un millón y medio de votos. Así que no perdamos la perspectiva.
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