Valencia
La campaña tranquila
La campaña electoral llega a su ecuador marcada por el sosiego y las buenas formas. Se puede decir, sin miedo a equivocarnos, que la del 20-N está siendo la campaña más tranquila de la historia de la democracia pese a la paradoja de que va a traernos un cambio de gobierno. No estamos acostumbrados los españoles a que un partido releve a otro en el poder de un modo tan normal, sin traumas, sin que tiemblen todos los pilares del sistema democrático. El relevo de 2004 se produjo con los atentados del 11-M; el del 96 con la cúpula de Interior en el banquillo y el del 82, tras el 23-F. Es obvio que el milagro de la tranquilidad presente se lo debemos a Rajoy. Aún no ha gobernado y ya nos está trayendo la estabilidad como un regalado anticipo de lo que será su mandato. Su secreto reside en hacer lo contrario de lo que están haciendo los socialistas; en que su campaña no es contra nadie sino a favor del partido propio.
No es casualidad que las frases de esta campaña tengan esa repetida clave. Ayer en el baño de multitudes de la plaza de toros de Valencia, cuando se coló un espontáneo para interrumpir a Rita Barberá, ella se limitó a decir «vamos a lo nuestro», que es más o menos lo que había dicho el mismo Mariano Rajoy dos días antes en Vitoria –«yo voy a hablar de lo mío»– en referencia a lo bien que se sabe Pérez Rubalcaba el programa del Partido Popular. Cada vez que Rubalcaba mete miedo con lo que dice que hará «el nuevo presidente del Gobierno» que saldrá de las urnas el domingo, Rajoy podía ensañarse con lo que los socialistas ya han hecho, pero de esa cuestión habla siempre lo justo, sin regodearse. Prefiere hablar del futuro, de lo que sí va a hacer él realmente, sin videntes agoreros por medio.
La tranquilidad del PP tiene un especial mérito en unas circunstancias tan graves como las que atraviesa la economía española. Arriola, el sociólogo de Génova, podría estar haciendo pinitos de agitador de masas, pero también es un hombre tranquilo, que prefiere mover en su pizarra los números favorables que le dan las encuestas a mover gente «indignada» en la calle. Esa tranquilidad ejemplarmente democrática es contagiosa, marca estilo y así Rubalcaba acabó imitando, en la entrevista de Antena 3, las respuestas que había dado Rajoy el día anterior a Gloria Lomana cuando le preguntó por la imagen: «Yo soy como soy». Rajoy está logrando algo difícil: ser modelo para el adversario.
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