Zaragoza
Récord sin historia
Zaragoza. Octava de la Feria de El Pilar. Se lidiaron toros de Alcurrucén, de bonitas hechuras. Malos, 1º y 2º; de buen aire aunque se apagó, el 3º; rajado, el 4º; buen toro, el 5º; y deslucido, el 6º. Menos de media entrada.Curro Díaz, de verde manzana y oro, metisaca, siete descabellos (silencio); estocada, descabello (silencio). Juan Bautista, de burdeos y oro, estocada (silencio); estocada, dos descabellos (saludos). Leandro, de corinto y oro, estocada desprendida (vuelta al ruedo); media atravesada, cuatro descabellos (silencio).
Lo teníamos fácil después del día anterior. Sí, el de los diez toros y las tres horas de festejo. Ayer, de tanto darse prisa cerramos libreta aún antes de cumplirse las dos horas de espectáculo mientras la cubierta al descubierto dejaba ver el día. Se resistía la noche. El récord, no nos había pasado en lo que llevamos de feria salir con luz del coso, acabó ahí. La bonita corrida de Alcurrucén lo tuvo todo para embestir pero sólo pusieron empeño el quinto y el tercero, sobre todo en un primer tramo de faena. Leandro, que viene de un calvario, nos dejó asomarnos al toreo en los albores del trasteo. Ahí no hubo pases de tanteo ni probaturas, porque en la cabeza tenía claro Leandro que el toro iba y para bien. En el centro le esperó con la muleta en la diestra y el alcurrucén en cuanto le vio se arrancó desde el otro extremo de la plaza. Galope infinito para abrirse en la muleta con el defecto de salir un punto desentendido del viaje. Fue con ese toro con el que se desmonteraron Miguel Martín y José Andrés Gonzalo en banderillas. A Agustín Sanz le tocó vivir la angustia de quedarse atrapado debajo del caballo al echarse el toro a los lomos a ambos. Como si fuera una pluma, caída en seco. A merced.
Después del descalabro, Leandro recompuso todo en una tanda diestra bonita aunque lo mejor se antojó el pase de pecho, despacio, en dos tiempos, roto para adelante y sin renunciar a la verticalidad. Según avanzaba la historia, se espesaba la labor y se apagaba el toro. En las ajustadas manoletinas encontró de nuevo el termómetro con el público y tras hundir la espada, se le pidió el trofeo que no concedió.
Bautista se llevó el toro bueno y con duración. Aquel quinto fue por abajo, con nobleza y profundidad. Se embarulló Juan Bautista con el premio, se amontonó y mediado el trasteo, la cosa se desarrolló todavía más liviana: dejar la muleta muerta y que el toro dé vueltas alrededor. El toro sí iba, el torero acompañaba. Otra cosa debe ser sentirse. Y ahí no más murió lo que pudo ser y no fue. El resto de la corrida de Alcurrucén no sirvió para salvar una tarde, ni siendo la tarde más corta del Pilar. Leandro lo intentó con el sexto, parado y pegado al piso; y Bautista se justificó con el descompuesto segundo, que movía muy ligero el cuello.
Lo de Curro Díaz fue un visto y no visto, como la tarde. Nada hizo con el reservón y con malas ideas que salió en primero lugar, ni con el rajado cuarto que cantó la mansedumbre en lo que canta un gallo. Un récord, pero sin historia.
El cartel de hoy
Toros de Prieto de la Cal para Fernando Robleño, Alberto Aguilar y Carlos Gallego
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