Santiago de Compostela
Feijóo rompe el molde
Recupera las holgadas mayorías de la época de Manuel Fraga
MADRID- Alberto Núñez Feijóo, «el hombre tranquilo», no se confió y siguió sin descanso corriendo hacia la meta donde le esperaba la reválida. Consciente de que el resultado era un doble examen, Feijóo logró superar los resultados de 2009 y se convierte en el valor seguro de Mariano Rajoy. El candidato del «sentidiño», como se presentó en esta campaña, esquivó la factura que le podían pasar los ajustes del Ejecutivo de Rajoy e incluso el desgaste de las siglas tras cuatro años de gobierno y se ha hecho de nuevo con la confianza de los gallegos emulando las holgadas mayorías de Manuel Fraga. Feijóo se consolida así, con esta segunda mayoría, como uno de los delfines del presidente. No en vano, ya había logrado superar la tradicional división entre «boinas y birretes» que le llevó a conseguir en las municipales, contra todo pronóstico, ser la fuerza más votada en La Coruña y tras 28 años, conquistar la alcaldía de Santiago de Compostela.
El líder del PP gallego, tras conocer los resultados reconoció que no era habitual que en época de crisis, un gobierno reciba tanto apoyo por lo que mostró reiteradamente su «apoyo y gratitud» a los gallegos. «Por encima está Galicia y mi compromiso es gobernar para todos los que nos han votado y los que no», dijo.
El primer recuerdo del candidato popular fue para los parados, para todos aquellos que tiene dificultad para encontrar un empleo «para ellos va mi primer compromiso y mi primer recuerdo». También lanzó un «mensaje de esperanza a todo el pueblo de Galicia e indicó que «ayudar a salir de la crisis» será su principal objetivo. Feijóo emocionó al recordar a Manuel Fraga. «Estoy convencido de que sin él esto no sería posible. Él es el fundador del partido que más se parece a Galicia». También hubo recuerdo para su otro predecesor Gerardo Fernández Albor y para Mariano Rajoy. «si los ciudadanos no entendieran que, pese a las dificultades y a los esfuerzos, se está gobernando con responsabilidad y por el interés general, esta victoria sería imposible».
El objetivo del reelegido presidente gallego es «que Galicia siga por delante, sirviendo a los intereses de los ciudadanos, porque así servimos los interese generales», insistió.
La segunda mayoría absoluta llega en un momento en el que el líder del PP gallego ha logrado un partido cohesionado, sin parcelas de poder, donde todos han remado en la misma dirección. Y esa unidad se ha notado.
El candidato del PP gallego acudió a votar ayer al colegio García Barbón en Vigo a las 11:30, conduciendo su propio coche un Citröen (marca gallega), y acompañado por su hermana y un amigo. En el centro votó, visitó varias mesas electorales –donde se interesó por el nivel de participación– y saludó a interventores, apoderados y ciudadanos.
Además, durante las declaraciones a los periodistas, protagonizó una anécdota con un medio de comunicación que le preguntó en inglés. «Aquí estamos intentando mejorar el inglés», le indicó a la periodista, al tiempo que se brindó a responder a su pregunta en español. Tras depositar la papeleta en la urna, destacó que escucharía «lo que dice» Galicia y subrayó que se decidían «muchísimas cosas», como el «proyecto colectivo» y «común» de la comunidad así como la forma de enfocar la crisis y las recetas para intentar encararla «con éxito».
PERFIL por Pilar Ferrer
Un galleguista español
Serio, riguroso y con las cuentas claras. Es un líder solvente, buen conocedor de las administraciones estatal y autonómica. La vida política de Alberto Núñez Feijóo ha estado marcada entre Galicia y Madrid por dos de sus paisanos: José Manuel Romay Beccaría y Mariano Rajoy. El primero le introdujo en la Xunta de Galicia y, tras la victoria de José María Aznar, le trajo a Madrid para trabajar en el Ministerio de Sanidad, presidir el Insalud y la entonces entidad pública Correos y Telégrafos. En ambos organismos fraguó su fama de brillante gestor, dando un completo giro al Servicio Nacional de Salud y abriendo Correos a la libre competencia empresarial.
Nacido en la pequeña aldea orensana de Os Peares, fue un alumno aplicado de Derecho en Santiago de Compostela. Apegado a la tierra, reflexivo y con la «morriña» típica del gallego, es de los pocos verdaderos amigos de Mariano Rajoy, con quien estrechó lazos al perder Manuel Fraga el gobierno autonómico, pese a ganar las elecciones. En la pugna por el liderazgo regional, entre los de «la boina», (siempre dentro de Galicia), y los del «birrete», (más ilustrados y con puestos en Madrid), Feijóo fue decisivo y se alzó con la presidencia del partido. Era un hombre intermedio, muy cercano a Rajoy, a quien había apoyado sin fisuras. Así se convirtió en uno de los barones territoriales más influyentes y cercanos al presidente del Gobierno.
De fuertes raíces familiares, siempre evoca la figura de sus padres en sus cargos públicos. Es un soltero de oro, alérgico al matrimonio, pues dice con humor que es «poco democrático». Le gusta leer frente al mar a escritores emblemáticos del «Rexurdimento» gallego como Eduardo Pondal, Curros Enríquez y, sobre todo, Rosalía de Castro, cuyas obras se sabe de memoria. Pasear por la playa de Samil, navegar en bote por la ría de Vigo y comer un pulpo en Ons son sus placeres. Durante la renovación generacional, algunos le acusaron de «pijo». No se inmutó. «He vivido en un pueblo muy pequeño para ser estirado», asegura con sorna. De talante abierto, asistió a la boda de un amigo homosexual, el ex concejal de Cultura de Orense, sin que nadie «le tirase de las orejas», aunque causó algún revuelo en ciertos sectores del Partido Popular.
Él mismo se define como «galleguista, reformista y español». Lo ha demostrado. Le gusta conducir y ahora vuelve al volante de la Xunta de Galicia con los deberes bien hechos. Es un ejemplo a seguir, el mejor eslabón entre el Gobierno de la nación y el Estado autonómico.
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