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Los republicanos descansan el domingo
PALMA DE MALLORCA- El regreso del duque de Palma a los juzgados resultó para él menos ingrato. La tensión en la calle del día anterior se diluyó en la jornada dominical y las protestas se realizaron casi en familia. Los manifestantes, por lo que se ve, también descansan el domingo. Como impulsados por un resorte, sus gritos contra Iñaki Urdangarín sólo se escucharon esta vez en sus entradas y salidas de los juzgados pero, cortadas por la Policía las calles aledañas, las protestas llegaban hasta la sede del tribunal cada vez más ahogadas. Se veía todavía alguna que otra bandera republicana, pero colgada sobre los hombros con una cierta resignación de fin de fiesta.
Quienes no tenían motivos para la pesadumbre eran los encargados de los bares y restaurantes de la zona. Alguno reconocía que abría a pesar de ser domingo porque la presencia del duque les está arreglando la semana. Y eso, en plena crisis, no es nada desdeñable. «Que venga quien venga a declarar –aseguraba el camarero de uno de los locales próximos a los juzgados de Palma–, si nos va a dar de comer...». Él mismo explicaba que a mediodía ya había ingresado el dinero de un día normal con las visitas de periodistas, abogados y curiosos. «Eso es lo único bueno del juicio a Urdangarín, que hacemos caja...», sonreía ajeno a que el duque de Palma no está siendo juzgado.
Y es que el perímetro de los juzgados donde declara Urdangarín se ha convertido en estos días en un reducto dentro de la ciudad, un microbarrio de periodistas en tiempo de espera que, repentinamente, entran en ebullición coincidiendo con las idas y venidas del duque de Palma, de abogados perseguidos por sombras de plumillas a la búsqueda de la última novedad sobre la declaración y de bares abiertos esperando el siguiente receso.
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