Oslo
Breivik se queja a las autoridades por el trato que recibe en la cárcel
El ultraderechista Anders Behring Breivik, condenado por el doble atentado en el que murieron 77 personas en Noruega el año pasado, ha enviado una carta de protesta a las autoridades penitenciarias del país por el trato que recibe en la cárcel, que considera que viola los derechos humanos.
Aunque ya no está sometido a aislamiento, Breivik es el único prisionero en régimen de alta seguridad del penal de Ila, al oeste de Oslo, por lo que en la práctica lleva quince meses aislado y únicamente tiene contacto unos minutos al día con sus carceleros.
El resto del tiempo lo pasa solo, durante la hora en la que puede salir al patio o en las tres celdas de que dispone.
Breivik dice en la misiva que su aislamiento supone una violación de las leyes noruegas, la Convención Europea de Derechos Humanos y la Convención contra la Tortura de la ONU, informó hoy el diario "VG".
Uno de los abogados de Breivik, Tord Jordet, ha confirmado al citado diario que la carta dirigida a las autoridades fue enviada hace unas semanas.
El extremista noruego de 33 años se queja también de que desde hace unos meses ya no puede recibir y enviar la correspondencia que quiere, lo que ha limitado el contacto con sus seguidores y que él cree que es "una privación de su libertad de expresión".
Breivik, al que se le ha retirado el ordenador que usaba mientras preparaba su defensa antes y durante el juicio, protesta además por el "trato denigrante"que recibe y porque no se le han facilitado ofertas de activación, socialización y recreación.
La dirección de la cárcel ha declinado comentar las quejas de Breivik hasta que el caso sea tratado por las autoridades.
Un tribunal de Oslo condenó a Breivik el pasado 24 de agosto a 21 años de prisión prorrogables, la pena máxima y que puede equivaler a una cadena perpetua, al considerarle penalmente responsable de los atentados y rechazar que sea un enfermo mental.
Breivik hizo estallar una furgoneta bomba el 22 de julio de 2011 en el complejo gubernamental de Oslo, causando la muerte a ocho personas.
Justo después se trasladó en coche a la isla de Utøya, donde perpetró una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas, en la que murieron otras 69 personas. E
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