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La herencia de Zapatero
Con los cerca de 4.500 millones de euros que le adeuda el Estado a la Comunidad Autónoma de Murcia en materia de financiación autonómica, la Región no sólo solventaría todas sus deudas actuales sino que, además, podría acabar con sus principales problemas y activar determinadas políticas dirigidas a la creación de empleo. Si la Región contara con el dinero que se le adeuda (el equivalente al presupuesto autonómico), y que la mayoría de otros territorios españoles ya ha ingresado en sus arcas, algunos como Andalucía o Cataluña en más de una ocasión, Murcia estaría en condiciones de cumplir los objetivos que le marca el Ejecutivo nacional y también la Unión Europea, y podría encarar el futuro con un optimismo y unos recursos de los que hoy no dispone. Y nos hacen falta, créanlo que nos hacen falta, porque lo contrario es ir al incremento de deuda en cualquiera de sus nuevas fórmulas (bonos patrióticos, venta de activos empresariales, cesión de deuda a un interés inferior al real...) Zapatero cede el paso al nuevo gobierno de Rajoy y se va dejándonos a los murcianos la peor de las herencias políticas y económicas. La principal de ellas, sin duda, es la derogación del Trasvase del Ebro, primera de las medidas adoptadas por el líder socialista apenas llegado al Ejecutivo nacional en mayo de 2004, una medida que fue entusiastamente aplaudida y rubricada por los socialistas murcianos, los independentistas de ERC y los socialistas de Aragón y Castilla-La Mancha. Desde entonces a esta parte Murcia ha venido pagando el agua más cara de España, además de unos recortes de suministros que llevaron a la agricultura del Sureste a vivir una de sus crisis más profundas. Y no fue la única. Todos recordamos el día después de que Europa incluyera a Murcia en el recorrido del Corredor Mediterráneo que la variante de Camarillas estaba inconclusa y que por tanto se convertiría en un gigantesco semáforo ferroviario para los mercancías procedentes de Algeciras y con destino al Norte de Europa. Rafael González Tovar sacó pecho inmediatamente al asegurar que dicha variante estaría finiquitada para antes de que concluyese la presente legislatura, pero hoy sus palabras son papel mojado como también lo son varios proyectos más de gran importancia para la Región y que Zapatero deja en un cajón de su despacho. Eso sí, cualquier otra infraestructura solicitada por gobiernos de su mismo color político han sido llevadas a su fin sin discutir una sola coma de los proyectos. Murcia ha sido un territorio donde el PSOE ha ensayado el castigo y la maldad contra el equipo gobernante, que es lo mismo que hacerlo contra la mayoría de sus habitantes. Los murcianos tardaremos años en ponernos al día del atraso que supone haber parado todas esas infraestructuras. También, y de forma más lacerante, está Lorca a la que Zapatero se refirió en varias ocasiones en plena sacudida para decir que no escatimaría ni un solo euro en la reconstrucción de la ciudad. Pero Lorca sigue donde estaba, anclada en el tiempo y con un gobierno que dice adiós con el rabo entre las piernas, como se dice popularmente.
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