Sevilla

Victorino Martín no entra en Sevilla

- Sevilla. 8ª feria. Toros de Victorino Martín, el 5º como sobrero, grandes de presentación y de mal juego. Lleno. Se guardó un minuto de silencio por Lorenzo Saugar «Pirri». - Antonio Ferrera, de blanco y oro, pinchazo, media, tres descabellos (silencio); media (silencio). - El Cid, de azulón y oro, estocada, descabello (silencio); tres pinchazos, media, dos descabellos (silencio). - César Jiménez, de verde hoja y oro, estocada, aviso (palmas); dos pinchazos, casi entera, tres descabellos (silencio).

Antonio Ferrera es volteado por el primer toro
Antonio Ferrera es volteado por el primer torolarazon

Siete toros en el redondel. Siete toros de Victorino Martín. Ni a uno le dio por embestir. Un cuadro. La plaza llena, o casi, la expectación a flor de piel. Victorino Martín es un ganadero de leyenda, historia viva de la tauromaquia, mas ayer cerró de un portazo las puertas de Sevilla. Aguantamos la lluvia, el sobrero y hasta la desesperación al repetirse la misma historia, como si siguieramos un mal guión: el toro que no va, que medio sí, que engaña, que nada de nada... En el antagonista, igual. Ni el paso para adelante ni para atrás. Antonio Ferrera abrió plaza. Y más. A punto estuvo de inaugurar la tarde con sangre. Por un instante recorrió por La Maestranza ese olor a cloroformo que hace temer. Pero se salvó. Milagro. Clavaba las banderillas en un tercio que duró una eternidad entre par y par, aunque lo hizo después meritorio y en la cara. Se fue de madre en el tercero, metiéndose por dentro, arrebatando el dominio al toro y no tuvo espacio para la escapatoria. Contra las tablas impactó, rodó, sufrió y se levantó raudo con el coraje encendido. Tenía las embestidas largas contadas el toro, pero iba con lentitud al engaño, sobre todo si el toreo venía por el izquierdo. Ferrera se lo hizo todo del tercio para dentro, le pesaba ahí el toro, que amagaba con orientarse y esbozó el espada una labor animosa sin mayores logros. Se ajustó y lo vendió una barbaridad en el tercio de banderillas al cuarto. En corto, por derecho y dando la espalda a las ventajas: cara a cara, frente a frente y de verdad. Poco tenía en claro el toro en la muleta, marcando esa línea divisoria entre lo que debe ser y lo que es. Incertidumbre en el pase y voluntad en el torero. Visto y no visto fue lo de El Cid con el segundo. Por lo que vimos, desparramaba el toro la vista, en un voy pero sin determinar si al engaño o al cuerpo. Al sevillano se le notó que a gusto no estaba y se fue a por la espada antes de alargar el vaivén de la faena. Ese camino no llevaba a ninguna parte. Antes, mucho antes, su banderillero El Boni se hizo aplaudir en banderillas. No quiso saludar, empatizaba con el luto de su compañero Pirri en el día que falleció Lorenzo Saugar, Pirri también, claro. Peón por el que Sevilla guardó un minuto de silencio. Después, en el quinto, se entretuvo Boni en ensalzar el toreo de capa con una buena brega. Era aquel toro el quinto bis, flojo animal y hermano menor en cuanto a presentación de lo que ya había salido por toriles. Se dejó más el toro, sin ser un as. Tampoco El Cid acabó de aclararse en una faena tirando a larga, de muchos pasos entre muletazo y muletazo y de corto recorrido en interés. La proporción a la inversa. Y una espada que, esta vez, no fue. César Jiménez lo hizo todo en el centro del ruedo. Ahí plantó cara al tercer victorino, que iba y venía con la cara alta, sin codicia pero sin asustar. Hubo un momento en que visualizamos faena, ligó Jiménez tres o cuatro pases con fuerza, mas fue perdiendo el hilo después mientras nos recuperábamos de la lluvia, que cayó como si fuera un castigo. El sexto tuvo guasa y ni por un lado ni por otro lo vio. Una tarde dura de pelar.

Último adiós al padre de BarreraJosé Manuel Barrera, progenitor del matador de toros Antonio Barrera, murió la noche del miércoles, a los 71 años de edad. El que fue novillero sin picadores en su juventud fue enterrado ayer en el municipio sevillano de Mairena de Alcor. Al funeral acudieron, además de familiares y amigos, los toreros Morante de la Puebla y Juan José Padilla. El padre del diestro falleció el mismo día en que su hijo toreaba en La Maestranza.

El Cartel de hoyToros de la ganadería de El Ventorrillo para El Juli, Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera.