Dubai

Las amistades peligrosas del ministro británico de Defensa

Liam Fox niega las acusaciones de favorecer a un amigo

Fox explicó ayer su versión en el Parlamento
Fox explicó ayer su versión en el Parlamentolarazon

LONDRES- Un escándalo el Partido Conservador ha hecho que David Cameron deje de concentrarse estos días exclusivamente en la deuda soberana. El responsable de quitar el sueño al «premier» es Liam Fox, ministro de Defensa y con el que el líder «tory» ya había mantenido sus roces el curso pasado, cuando se anunciaron los recortes de cada ministerio. En esta ocasión, el asunto no atiende a presupuestos sino a unas amistades peligrosas que han convertido a Fox en la comidilla de Westminster.
Desde el fin de semana, la Prensa viene revelando detalles de la extraña relación que el ministro mantenía hasta hace dos días con su amigo y padrino de boda, Adam Werritty, que le acompañaba en viajes oficiales y tenía acceso al Ministerio sin contar con la autorización de seguridad. En definitiva, Werritty se presentaba como su asesor e incluso su portavoz, pero nadie del partido estaba al tanto de sus funciones.
La amistad se llevó al extremo hace unos meses, cuando le organizó a Fox una cena con el empresario Harvey Boulter en un hotel de Dubái. A pesar de que en un principio se dijo que el encuentro fue casual, según la Prensa, Boulter llegó a pagar más de 10.000 euros al mes a grupos políticos de presión para conseguir dicha entrevista, que tenía como objetivo vender al Ministerio de Defensa tecnología de cifrado de voz.
A raíz de la controversia, a Fox no le quedó ayer más remedio que admitir haber cometido un error. Ante el Parlamento, aseguró que Werritty nunca recibió dinero ni accedió a documentos confidenciales, aunque reconoció que le acompañó en 18 viajes al extranjero y se reunió con él en su despacho en 22 ocasiones sin tener ningún tipo de cargo oficial.
En un principio, Cameron mostró por la mañana todo el apoyo a su colega, pero anoche Downing Street envió un comunicado explicando que Fox había cometido «graves errores». Un portavoz calificó ese tipo de relación de «inapropiada» y matizó que las diferencias entre las responsabilidades profesionales y la lealtad personal no están claras, lo que ha hecho aumentar la «preocupación» en torno a un «potencial conflicto de intereses». En definitiva, Fox podría tener los días contados en el Gobierno.


El precedente de Hague
Fox no es el primer ministro de Cameron salpicado por delicadas relaciones laborales. El año pasado, el titular de Exteriores, William Hague, había visto cómo los rumores sobre una supuesta relación homosexual con un asesor de 25 años desestabilizaban el timón del Foreign Office. En este caso la víctima fue el ayudante, quien durante la campaña de 2010 había compartido habitación en varias ocasiones con el por entonces portavoz de Exteriores «tory». Ambos negaron las «maliciosas acusaciones», pero el joven Christopher Myers no resistió la presión y dejó el Gabinete.