Comunidad de Madrid
Reinventan los campos de golf
El proyecto «Biogolf» pretende fomentar la introducción de especies autóctonas de fauna y flora, mitigar el daño causado, reducir el empleo de insecticidas y disminuir el despilfarro hídrico
En la Comunidad de Madrid hay 32 campos de golf. Y muy pocos de ellos, por cierto, son rústicos (que consumen un 70 por ciento menos de agua, al sólo regar el green). Con el fin de mejorar la huella ambiental de este tipo de instalaciones, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha puesto en marcha el proyecto «Biogolf», que pretende fomentar la introducción de especies autóctonas de fauna y flora, reducir el empleo de insecticidas y disminuir el despilfarro hídrico. El proyecto piloto se realizará en cinco campos.
¿Es posible mitigar la pérdida de biodiversidad en un campo de golf? Ésa es la primera pregunta que uno se hace. Para Juan José Cerrón, subdirector de la Fundación para la Investigación y el Desarrollo Ambiental (Fida), la respuesta es sí, aunque depende de la instalación. «Hacer un campo de golf requiere la ocupación de un terreno donde antes podía haber especies de flora y fauna. La idea es mitigar. El proyecto pretende dar importancia a la biodiversidad y a la ecoeficiencia. Con pocas acciones se puede mejorar mucho. Por ejemplo, hemos comprobado cómo en un hoyo con problemas por la presencia de insectos escarabajos que atacan a los robles, la solución está en las aves. Así que instalamos casetas de nido más grandes, ya que los picapinos se quedaron con las casas de los papamoscas porque eran pequeñas. Con esta medida se reduce la cantidad de insecticidas. En las zonas de agua se puede mejorar la presencia de flora y fauna mejorando estos obstáculos hídricos. Sólo con perfilar el borde se facilita la entrada y salida de la fauna. También, se pueden crear corredores verdes que sirvan como zonas de refugio en los alrededores del campo».
Pero cuando uno juega al golf una encina puede hacer que una bola acabe dando a un animal. De ahí que «la suelta de animales se vaya a hacer según los parámetros del campo», explica.
Otras medidas consisten en: «optar por especies que tengan unas necesidades hídricas mínimas, minimizar los residuos, ahorrar agua, minimizar el empleo de plaguicidas y lograr que logren el certificado ISO 14001, aunque la mayoría de los cinco campos donde haremos esta fase piloto ya lo tienen», añade.
Uso de suelo
Por su parte, David Gómez, director del Comité Green Section de la Real Federación Española de Golf, considera que «sería fantástico fomentar la introducción de anfibios y reptiles autóctonos». Ahora bien, una población se desarrolla y aumenta si se dan las condiciones óptimas para ello, así que no es tarea fácil.
Muy diferente es la opinión de Miguel Aguado, secretario de Medio Ambiente del PSM. Aguado recuerda que «no se trata de si es un deporte clasista o no, sino que el golf es el deporte que más uso de suelo tiene, al haber cuatro jugadores por kilómetro cuadrado. Además, se promueven por el desarrollo urbanístico. De hecho, hay cuatro proyectos de campos de golf, en Guadarrama, Soto del Real, Moralzarzar y Tres Cantos. Es un exceso, no hay tal demanda». Y denuncia que, «a pesar de que, por norma, todos deberían ser regados con agua reciclada, no es así, sólo hay uno que lo haga».
Además, si mitigar los perjuicios en los campos de golf ya construidos es positivo, no tanto que se construyan nuevos en estas zonas, donde habrá biodiversidad que se perderá para luego tener que destinar el dinero público en mitigar el problema creado.
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