Londres

ANÁLISIS: Nos hemos excedido en la autonomía por Andrés Rodríguez-Pose

ANÁLISIS: Nos hemos excedido en la autonomía por Andrés Rodríguez-Pose
ANÁLISIS: Nos hemos excedido en la autonomía por Andrés Rodríguez-Poselarazon

- ¿Nos hemos excedido en la autonomía regional?
–A nivel mundial el proceso de transferencia de competencias y recursos desde el Estado se ha justificado tradicionalmente como una forma de permitir a naciones o nacionalidades sin Estado, regiones y municipios preservar y fomentar su identidad. La autonomía regional se concebía como un instrumento para fortalecer la identidad cultural, histórica o lingüística frente a las tendencias homogeneizadoras del Estado central. Pero esta justificación ha dejado paso, en las dos últimas décadas, a una visión tangencialmente distinta. La descentralización se ha vendido como un instrumento para promover el desarrollo económico. De Estados Unidos a China, de México a Indonesia, del País Vasco a las regiones del norte de Italia o Londres, el objetivo de los procesos autonómicos ha sido el de generar lo que Kevin Morgan ha llamado un «dividendo económico».
Esta idea de descentralización como fuente de un «dividendo económico» ha calado tanto en los gobiernos centrales como en los movimientos autonomistas y el avance de la autonomía regional y local ha sido vertiginoso. Si en 1970 los países con una verdadera autonomía política y fiscal se podían contar casi con los dedos de una mano, hoy en día más del 80 por ciento de los países del mundo con más de 15 millones de habitantes tienen sistemas de gobierno descentralizados.

- ¿Cuál ha sido el impacto económico de este proceso?
–Se mire por donde se mire, las investigaciones empíricas más recientes sobre el tema han tenido dificultades a la hora de identificar el supuesto «dividendo económico». En un estudio para 26 países que he realizado junto a Roberto Ezcurra, de la Universidad Pública de Navarra, los resultados muestran que los rendimientos económicos ligados a la autonomía regional han sido escasos. Para los países emergentes la descentralización genera menor crecimiento y menor equidad territorial. En los países desarrollados se trata del mundo al revés: la mayor autonomía regional y local no afecta a la equidad territorial, pero sí daña el crecimiento agregado.

- ¿Quiere decir esto que el proceso descentralizador ha ido demasiado lejos?
–No se trata de una cuestión de umbrales, sino de cómo se ha aplicado el proceso. En muchos países del mundo se ha descentralizado mal: demasiado rápido, sin que hubiese una verdadera demanda de autonomía, traspasando muchas competencias y escasos recursos a gobiernos frecuentemente poco preparados y en marcos de responsabilidad fiscal diluida, que han fomentado el crecimiento de la deuda tanto a nivel nacional como subnacional.

- ¿Tenemos pues que volver a centralizar?
–La experiencia demuestra que una vez que se descentraliza, recentralizar es difícil. Pocos países –Venezuela, Rusia y Serbia– lo han hecho. Y ninguno de ellos es un ejemplo a seguir. La solución pasa por utilizar mejor los niveles de descentralización actuales, capacitando a los gobiernos subnacionales, evitando solapamientos y competencias desleales y, sobre todo, mejorando el sistema de corresponsabilidad fiscal. Pero, ante todo, no hay que olvidar que la autonomía regional no es una panacea económica y que su objetivo primordial debería seguir siendo preservar y promover la identidad regional y local.

Andrés Rodríguez-Pose
London School of Economics e IMDEA Ciencias Sociales