Argel
Decenas de detenidos en las protestas de Argelia
Unos 30.000 agentes de las Fuerzas de Seguridad argelinas intentaron evitar por todos los medios que tuviera lugar esta manifestación pro democracia, convocada por la Coordinadora Nacional para el Cambio y la Democracia (CNCD), principalmente para pedir el respeto de los derechos humanos y reformas políticas y sociales.
Pero finalmente varios miles de personas, entre 7.000 y 10.000 según uno de los grupos organizadores, consiguieron congregarse en la plaza Primero de Mayo de la capital, Argel, en una protesta que se convirtió pronto en un grito en contra del presidente Adbelaziz Buteflika, que lleva en el poder desde 1999, encabezando un régimen represor y policial, comparable al del presidente egipcio Mubarak o al del tunecino Ben Ali.
La convocatoria ya había sido prohibida anteriormente por las autoridades, pero los argelinos salieron a la calle inspirados por los acontecimientos de Egipto: la protesta de Argel cobró especial significado y fuerza tras la caída de Mubarak, tan sólo pocas horas antes, lo cual puso también en alerta al régimen argelino, que desplegó masivamente a la Policía, la cual desde la noche anterior bloqueó los accesos a la capital, así como los movimientos de los manifestantes en la ciudad por donde tenían previsto marchar. La Policía también empezó a llevar a cabo arrestos masivos e indiscriminados varias horas antes de la convocatoria y grupos locales pro derechos humanos calculan que podría haber más de 1.000 detenidos.
Las mujeres habrían sido un blanco preferente de las Fuerzas de Seguridad, según denuncian los activistas a través de internet, que vuelve a ser el canal y la voz del levantamiento popular. Poco después de que Mubarak cayera, los egipcios ya estaban animando a los argelinos en las redes sociales para que echaran a su presidente, diciéndoles que ellos también pueden conseguirlo. En Twitter ya circulaban apuestas sobre cuánto tardarían los argelinos en derrocar a Buteflika, después de que los tunecinos acabaran con Ben Ali en un mes y los egipcios con Mubarak en 18 días. Los activistas egipcios quisieron además mostrar su apoyo a los argelinos, dejando a un lado la gran rivalidad deportiva entre los dos países, que causó un conflicto diplomático y enfrentamientos muy violentos en la clasificación para el Mundial de Suráfrica de 2010.
El primer día de lo que podría ser una nueva revolución árabe no tuvo éxito en Argelia, porque el fuerte dispositivo de seguridad consiguió acallar finalmente a los manifestantes, que a última hora de la tarde se contaban en pocos centenares, arrinconados en la plaza del Primero de Mayo, donde la Policía había conseguido limitar las protestas. Los antidisturbios cargaron contra los últimos que resistían y despejaron el centro de Argel, al igual que ocurrió en otras localidades del país, como Bejaia, Constantina, Anaba y Orán, la segunda ciudad argelina, donde también se registraron manifestaciones y enfrentamientos, en los que hubo detenidos y heridos.
El régimen de Buteflika no parece dispuesto a dejarse vencer. Argelia ya había vivido protestas en diciembre de 2010 y a principios de enero, coincidiendo con las revueltas de Túnez, que sí consiguieron crecer y triunfar, mientras que en Argelia fueron reprimidas violentamente con un saldo de cinco muertos y 800 heridos.
La sombra de la guerra civil
Argelia, como el Egipto de Mubarak, es un país en el que rige el estado de excepción desde 1991, que está tutelado por el Ejército y en el que la presidencia del Estado, regida por Abdelaziz Buteflika desde 1999, detenta poderes casi absolutos. Argelia, en efecto, también atraviesa una fuerte crisis económica, con un paro juvenil de los más altos del mundo y profundos desequilibrios sociales. Pero sería peligroso extender los paralelismos mucho más allá y considerar que el modelo egipcio de revolución pacífica se repetirá automáticamente. Argelia es un país marcado por la violencia islamista, que entre 1991 y 2002 dejó cerca de 200.000 muertos, y en el que aún operan grupos terroristas ligados a Al Qaida.
Reacciones en el mundo árabe
- PALESTINA: La Autoridad Nacional Palestina (ANP) anunció ayer la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas para septiembre en los territorios ocupados, en el mismo día en que Saeb Erekat dimitió como jefe negociador palestino.
- JORDANIA: El primer ministro jordano aseguró ayer a EE UU que «ha tomado nota de los cambios regionales y está adoptando medidas para acelerar las reformas económicas y políticas», además de dar pasos en la lucha contra la corrupción.
- YEMEN: Cientos de partidarios del presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, disolvieron ayer con puñales y bastones una manifestación contra el Gobierno en las cercanías de la plaza Tahrir, en el centro de Saná, según constató Efe.
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