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Karzai en la encrucijada

Atrapado entre dos aguas pantanosas, el presidente afgano, Hamid Karzai, de visita oficial en Washington, espera la aportación decisiva de Estados Unidos para hacer volver las aguas a su cauce

La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton (d) y el presidente afgano, Hamid Karzai (i), charlan durante la sesión de apertura del diálogo que los dos países van a mantener
La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton (d) y el presidente afgano, Hamid Karzai (i), charlan durante la sesión de apertura del diálogo que los dos países van a mantenerlarazon

Las semanas venideras parecen presentarse como las más violentas del año. Por un lado, el dirigente pastún se enfrenta a una nueva campaña de terror anunciada por los talibanes y, por el otro, a la inminente ofensiva de la OTAN contra el bastión espiritual talibán de Kandahar.

Envalentonados, los insurgentes han amenazado con atacar a las tropas internacionales, representaciones diplomáticas e intereses extranjeros, así como a miembros del Gobierno de Kabul, si no se retiran de forma "inmediata e incondicional"todas las fuerzas "invasoras".

La campaña talibán incluirá tácticas de guerrillas, atentados suicidas en ciudades, bloqueos de carreteras o centros militares, uso de minas y bombas camineras, asesinatos de funcionarios, asedios a localidades y "detenciones"de militares extranjeros.

Dicha operación, bautizada como Al Fatah (La Victoria), es su negativa a enterrar el hacha de guerra.

Lejos de amedrentarse por las amenazas de los talibán, las fuerzas de la OTAN, y en especial las tropas estadounidenses, se preparan para lanzar en junio la mayor operación militar contra el tradicional feudo talibán de la provincia sureña de Kandahar, que constituye "la piedra angular"de la guerra en Afganistán, tras llevar a cabo una ofensiva en la provincia sureña de Helmand a comienzos de año.

Durante los preparativos de la batalla de Kandahar, se suceden combates a diario entre los insurgentes talibanes y el ejército afgano y las tropas internacionales.

 

En el último de los enfrentamientos, más de 18 insurgentes murieron y otros seis fueron detenidos en una operación conjunta del las tropas afganas y las ISAF en Helmand, el pasado lunes.

Entre tanto, mientras llegan al país los refuerzos militares enviados por EEUU y sus aliados de la OTAN, el polémico presidente afgano intenta a marchas forzadas ganarse el apoyo de su pueblo a través de una loya jirga (asamblea de ancianos), prevista a finales de mes, para atraer a los talibán que depongan las armas a la mesa de las negociaciones.

Aunque la estrategia de Karzai ha sido apoyada por Occidente, algunos países han trasladado sus recelos sobre los resultados, especialmente, después de que el reelegido presidente acusara a la comunidad internacional de intentar derrocarle al manipular los votos en las controvertidos comicios presidenciales de agosto del año pasado.