Estados Unidos
Del Bosque y Luis juntos
Sólo las opiniones de los demás, no las suyas, han levantado un muro invisible entre ellos. Luis habla y Del Bosque no contesta. Luis cometió un error mayúsculo cuando afirmó que al término de la Eurocopa de 2008 abandonaría el cargo de seleccionador. Mientras recorría el campeonato austrohelvético hacia el éxito, había adquirido un compromiso con el Fenerbahçe y, al contrario de lo sucedido tras el Mundial de Alemania 2006, ni hubo marcha atrás ni posibilidad de rectificar. El experimento turco no alejó a Luis de la Selección más que en materia; en espíritu, continuó vibrando con el equipo en el que puso la primera piedra. Le incomodó la derrota en la Copa Confederaciones frente a Estados Unidos; no esperaba semejante revés de un grupo ganador. Y le dolió el titubeante comienzo en el Mundial de Suráfrica. No ocultó su frustración. Y celebró el título como si fuera suyo sin restar un ápice de mérito a los jugadores y a Del Bosque. Aquella herida abierta por los medios podría cerrarse el día 22, cuando la Selección reciba el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, que por una vez podría ser el de la Concordia por añadidura. La Fundación gestiona la presencia de los campeones, con Del Bosque en cabeza de la delegación, y ha invitado a Luis Aragonés. Del Bosque será el portavoz de España y Luis seguirá emocionado desde el patio de butacas del Campoamor acto tan entrañable. Ojalá que lo que unan los Príncipes de Asturias no lo separen los periodistas.
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