Estas sanciones se suman a otras adoptadas en los últimos meses por el Gobierno de Obama para contrarrestar el programa nuclear iraní, que para EEUU y sus aliados esconde fines militares.

Aunque Obama se ha mostrado reacio a una intervención militar en Irán, también ha dejado claro que no hay ninguna opción fuera de la mesa con vistas a evitar que Teherán pueda desarrollar un arma nuclear.

"He llegado a la conclusión de que son necesarias nuevas sanciones, particularmente en vista de las prácticas engañosas del Banco Central de Irán y otros bancos iraníes con el fin de ocultar transacciones de actores ya sancionados, de las deficiencias del régimen contra el blanqueo de dinero de Irán y su endeble aplicación y del continuo e inaceptable riesgo que implican las acciones de Irán para el sistema financiero internacional", señala Obama en una carta remitida al Congreso.

La orden ejecutiva, un paso más en el proceso de endurecimiento de las sanciones contra Irán por su programa nuclear, afecta a todos los activos que se consideren bajo control estadounidense, incluidos los registrados en las filiales de bancos estadounidenses en el extranjero. Estos fondos no podrán ser transferidos, abonados, exportados ni retirados.