Interior
La mafia de los «rompecostillas»
A «los búlgaros» se les conocía por «un golpe, una costilla». Lograron arrebatar la noche madrileña a «los Miami»
MADRID- Drogas, ajustes de cuentas y el acceso a las discotecas más exclusivas de la capital. La Policía lleva años detrás de las pista del clan de los búlgaros, una banda mafiosa que controlaba los porteros de los clubs nocturnos de Madrid y los negocios sucios que ocurren en su interior. Ayer, finalmente, logró desmantelar a «los búlgaros» con la detención de 27 de ellos, incluído su temido jefe, Ivo. La pista que puso a los agentes tras la mafia de porteros de discotecas se originó en el sumario del «caso Guateque». El juez instructor del caso, Santiago Torres, descubrió en el pinchazo telefónico de los imputados en la trama de licencias urbanísticas la existencia de una banda de búlgaros que controlaba el tráfico de drogas en la noche madrileña. A raíz de estos datos, los investigadores detuvieron a Lauro S.S., dedicado al negocio de la restauración y propietario de diversos locales de ocio en Madrid, que era el encargado de distribuir la cocaína del laboratorio de Villanueva de Perales, desmantelado por la Policía Nacional en el marco de la «Operación Colapso». Esta organización también se encargaba de blanquear el dinero procedente de la actividad ilícita.
Entraron en la noche utilizando el mismo «modus operandi» de los guardas gitanos: aseguraban la tranquilidad en el local con su ayuda, o provocan lo contrario si los dueños no aceptaban. Ivo reclutaba a sus chicos. A muchos se los tría de Rumanía,como el que fuera durante años su lugarteniente, «cata»; otros eran de Blugaria, como él, luego se le unieron españoles. Les daba trabajo y a cambio, éstos le entregaban aproximadamente el 20 por ciento de su un porcentaje de su sueldo como portero o de lo que cobraban de otros trabajos «extra».
Según las investigaciones, la banda de Ivo se dedicaba a «colocar» porteros en las discotecas más conocidas y, una vez establecida la base de operaciones, se dedicaban a otros «negocios», como las palizas a domicilio, «vendettas» y el cobro de morosos, así como el control del tráfico de estupefacientes en los mismo locales. De hecho, «los búlgaros» fueron conocidos antes como «rompecostillas», por su «marca de la casa» en los ajustes de cuentas: un golpe, una costilla.
Los miembros del clan eran hombres jóvenes asiduos a gimnasios y consumidores de anabolizantes, lo que potenciaba su aspecto de «armario ropero», aunque no bebían ni tomaban drogas. Fuentes policiales señalan que incluso podría haber ex militares en sus filas, ya que se ha detenido en otras ocasiones a bandas formadas por ex miembros de fuerzas armadas y porteros de discoteca especializadas en robo de cajeros. En 2008, Delegación de Gobierno cifró el número de bandas del crímen organizado establecidas en Madrid en 27, aunque la rivalidad entre clanes hace que su número sea muy variable. La Policía además reconoce que la organizada estructura de estos clanes hace muy difícil su erradicación. Cada cierto tiempo se desarticula una banda y se encarcela a los jefes, pero en poco tiempo se recomponen con nueva y desconocida mano de obra.
De hecho, Ivo ya fue investigado hace tres años por el supuesto secuestro, tortura e intento de asesinato de un hombre para cobrar una deuda. La muerte de Catalin Estefan Craziun, alias «Cata», a las puertas de la discoteca Heaven en enero de 2009 tuvo origen posiblemente en un ajuste de cuentas con «los Miami», el grupo organizado contra el que luchó durante años por controlar la noche madrileña. La banda de «los Miami» fue desarticulada el pasado mes de agosto en la «operación Azaleas». El jefe de este clan, Juan Carlos Peña, era uno de los fugitivos más buscados desde 2005.
Peña se convirtió en el dueño de la noche madrileña a finales de los noventa y comienzos del nuevo siglo. También «colocaba» porteros en discotecas, traficaba con drogas y se dedicaba a la extorsión y al blanqueo del dinero que obtenía de sus negocios sucios.
Las investigaciones sitúan el conflicto con «los búlgaros» hace unos pocos años, cuando Ivo se instaló en la capital y amenazó con usurpar el lugar de «los Miami» en las puertas de los locales y en el tráfico de drogas y cobro de morosos. El enfrentamiento entre uno y otro clan llegó a su punto más crítico con el asesinato de «Cata». Desde entonces Ivo perdió poder en el circuito de clubs.
Un viejo conocido de la policía
«CASO GUATEQUE»
En el sumario de la supuesta trama de concesión de licencias urbanísticas en el Ayuntamiento de Madrid, el juez instructor, Santiago Torres descubrió, a través de una escucha telefónica, la existencia de una banda de búlgaros que operaba en discotecas.
ÁLVARO USSIA
La muerte del joven a las puertas de la discoteca El Balcón de Rosales a manos de uno de los porteros destapa la investigación sobre los clanes que controlaban el acceso a las discotecas más importantes de la ciudad, entre ellos, el de «los búlgaros» dirigido por Ivo.
«CATA»
El juez Santiago Torres también investigó la muerte de Catalin Estefan Craziun («Cata»), la mano derecha de Ivo. El juez de guardia, cuando tuvo lugar el asesinato del portero, se inhibió en favor de Torres cuando se descubrío la relación con el clan de «los búlgaros».
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