Curiosidades
Así es la cascada secreta de Burgos que sólo se puede contemplar unas cuantas veces al año
Un enclave natural espectacular que muestra todo su esplendor en época de fuertes lluvias o deshielo
Castilla y León puede presumir, y de hecho lo hace, de su ingente patrimonio medioambiental, repleto de parques y espacios naturales protegidos, bosques, pinares, cuevas subterráneas además de cascadas y saltos de agua que ofrecen un espectáculo natural incomparable, y que son una buena excusa para que el viajero pueda visitar y conocer alguna vez en la vida.
En cuanto a las cascadas, una de las zonas de la Comunidad que está plagada de ellas son Las Merindades, en la provincia de Burgos, algunas de ellas visibles a todo el mundo, pero otras están escondidas y son casi secretas.
El Salto del Nervión, en las cercanías de Berberana, se encuentra el salto de agua más grande de toda la Península Ibérica, con cerca de 300 metros de altura. Un mirador ofrece unas vistas insuperables de este lugar para los que no tengan vértigo, porque sobrecoge y pone los pelos de punta.
Otro de estos saltos de agua espectaculares de Las Merindades es la conocida como la Cascada de Tartalés, ubicada en Tartalés de los Montes, en la Merindad de Valdivielso, rodeada de extensos pinares y bosques autóctonos de quejigos, encinas y hayas.
Pues desde la estrecha carretera que comunica esta localidad con la vecina de Hoz de Valdivielso, se encentra un antiguo camino o senda que se abre paso entre las verticales paredes rocosas, junto a las aguas de un pequeño arroyo que se precipitan al vacío formando una hermosa cascada.
Además, junto al camino y a la cascada, existe un rudimentario y pequeño túnel que atraviesa la pared rocosa y llega Tartalés de los Montes.
i se realiza una excursión al valle de Angulo, que está a tiro de piedra del País Vasco, se puede comprobar esta realidad y comparar dos de estos saltos de agua. Y esta época es perfecta, porque ha estado lloviendo a mansalva –y ha nevado– y eso asegura que lo que va a verse caer es un buen chorro, cosa que no pasa todo el año. La ruta en coche entra primero desde Artziniega, va subiendo para alcanzar la mítica Peña Angulo, y va dejando a su paso bosques de todos los colores a los lados, algún barrio o pueblo que se divisa a lo lejos, entre los árboles. Poco antes de llegar al túnel que hace posible llegar a los valles del otro lado de la peña sin problemas, ya se ve a mano izquierda el torrente del río San Miguel cayendo desde buena altura.
Otra cascada que hay que ver es la de Peñaladros, que está escondida en la parte más profunda del Valle de Angulo, y formada por las aguas del río San Miguel. Con sus cerca de treinta metros de caída y con un entorno privilegiado que la rodea, esta cascada es uno de los lugares con más encanto paisajístico de la provincia de Burgos.
Y cerca del municipio de Quisicedo se ubica la impresionante Cascada de Salceda, un salto 30 metros formado también por las aguas del arroyo de San Miguel.
La Cascada de Orbaneja surge de la cueva del Agua en Orbaneja del Castillo y nada más ver la luz, atraviesa el pueblo a toda velocidad precipitándose al Ebro en forma de cascada con 25 metros de caída, en un recodo del cañón del Ebro en el norte burgalés.
Y entre el Valle de Losa y el de Mena, en las inmediaciones del Puerto de Angulo y la lobera de San Miguel, se encuentra un imponente salto de agua: la cascada de San Miguel, donde el río del mismo nombre se precipita formando una cascada de 200 metros de altura que muestra todo su esplendor en épocas de deshielo o fuertes lluvias. Un enclave paradisiaco que se puede observar a la perfección al pasar el túnel de Angulo en dirección a Arceniega.
Para llegar a esta secreta y espectacular cascada situada en el noroeste de la provincia de Burgos, limítrofe con la provincia de Álava, y que solo se puede ver unas pocas veces al año, hay que ascender hasta el alto de Peña Angulo desde el sur a través de las carreteras BU-550 y BU-552.
Si bien, antes de cruzar el túnel, hay que desviarse por la antigua carretera y estacionar el coche en el aparcamiento habilitado para tal fin en la zona. Después, y tras superar el vallado, ya caminando hay que remontar el valle por una senda al borde del cortado protegido con una valla de alambre y tras 20 minutos de caminata más o menos se llega a este paraje que no deja indiferente a nadie.
Como curiosidad, cabe señalar que el río San Miguel solo lleva caudal en las épocas de lluvias y fuerte deshielo y antes de brotar a la superficie realiza un recorrido subterráneo de cinco kilómetros por el interior de la cueva de San Miguel el Viejo.
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