Miami

Rubio la mejor cara del «Tea Party»

Cuando Marco Rubio comenzó su campaña en abril de 2009, sólo uno de cada ocho habitantes de Florida sabía quién era. Su rival, Charlie Crist, en ese momento dentro del partido, tenía el 60% de la aprobación ciudadana. Si ambos se hubieran presentado entonces, Crist hubiera ganado, con el 42% de los votos, y Rubio sólo hubiera conseguido un mísero 3%. Pero este hijo de cubanos, nacido en Miami en 1971, se puso a trabajar para dar la vuelta a los sondeos. Y eso es precisamente lo que logrará hoy

En la imagen, Christine O'Donnell. Los republicanos, grandes favoritos para elecciones de mañana en EE UU
En la imagen, Christine O'Donnell. Los republicanos, grandes favoritos para elecciones de mañana en EE UUlarazon

El joven republicano era portavoz de la Cámara de Representantes en Florida y quería ser senador. Comenzó a recaudar dinero y en julio superó en miles de dólares a Crist. Le pidieron que abandonara la carrera, incluso advirtieron a todos los que le ayudaban con mensajes, pancartas o buzoneo de que no tendrían ninguna opción de trabajar dentro del partido republicano. Rubio formaba parte del «anti establishment» y pedía una reforma en los impuestos.

En octubre pasado, Rubio difundió en internet una fotografía que se ha convertido en su lema de campaña. La imagen de Crist abrazando a Obama comenzó a movilizar a una clase conservadora normalmente más apática en política y corrió como la pólvora en Twitter y Facebook.

«Fue entonces cuando el "Tea Party"se fijó en él. Era el matrimonio perfecto entre un candidato en contra de los políticos de Washington y los valores que el movimiento ciudadano impulsaba», explica a LA RAZÓN Darío Moreno, profesor de Políticas de la Universidad Internacional de Florida y un conocido asesor de los conservadores. «Rubio se ha convertido en la cara del "Tea Party", en su niño mimado, porque es precisamente el primer candidato "anti establishment"de Estados Unidos». Después, el hispano se llevó por delante a Crist.

Venció en las primarias y comenzó su arrolladora carrera hacia el Senado. Crist abandonó su campaña de reelección como gobernador (cargo que desempeña en la actualidad) para lidiar también con Rubio por un escaño en el Senado. Como ya no se podía presentar como republicano, lo hizo como independiente. En las últimas encuestas, Rubio le llevaba una ventaja de 20 puntos. Sobre el demócrata, Kendrick Meek es mayor.

Pero el ascenso de Rubio no sólo se sigue a nivel estatal. Todo el país tiene puestos los ojos en él al ser un buen ejemplo de la verdadera amenaza que supone el «Tea Party» en Washington. Sin ir más lejos, el ex presidente Bill Clinton pidió a Meek que abandonara la carrera para que Crist tuviera alguna posibilidad al llevarse a los votantes demócratas. Una fuente dentro del equipo de Crist, reconoció que esto hubiera sido lo ideal, «se podría haber hecho más en secreto y en cuatro meses haberle dado un buen puesto a cambio, pero al final no ha sido así». Sin embargo, los tres lucharán hasta las 7 de la tarde de hoy cuando se cierren los colegios electorales en el Estado.

«Los demócratas van a pasar una mala noche», augura el profesor Moreno. «A partir del 3 de noviembre, con gente fuerte como Rubio en Washington, el partido tendrá que cambiar la agenda totalmente de cara a las elecciones de 2012», señala. En círculos conservadores se dice que estas «midterm» sí que son las elecciones del cambio. A partir de ahora las reglas del juego político en EE UU han cambiado.


La soledad del presidente ante la derrota
Barack Obama se recluyó en la Sala Oeste de la Casa Blanca durante todo el día de ayer, la víspera de la anunciada debacle de su partido en el Congreso. Su agenda estaba vacía de actos públicos, y la de hoy ha sido confeccionada en función de la marcha de la jornada electoral. Después de unos días intensos de apoyo a sus candidatos, concedió varias entrevistas de radio que se emitirán hoy, mientras los estadounidenses deciden quiénes les representarán en el Congreso. Además, dedicó la tarde a llamar por teléfono a los organizadores y activistas de campaña en estados clave como Florida, New Hampshire, Nuevo México o en su natal Hawái.