Automóvil
Faustino el héroe de la M-40
Aunque no conocía de nada a la madre del bebé, Faustino ayer fue «tío». La criatura nació por cesárea a primera hora de la tarde en el hospital 12 de Octubre y él, prácticamente, le había salvado la vida sólo unas horas antes, cuando el coche en el que viajaban su madre (embarazada de siete meses), su hermana y una amiga de la madre volcó en el kilómetro 19 de la M-40.
Eran cerca de las doce del mediodía y Faustino se dirigía a su puesto de trabajo: la Unidad Central de Seguridad 2 de la Policía Municipal. El agente, que lleva 26 años en el Cuerpo, presta servicio en los Grupos de Respuesta Inmediata (GRI), así que se puede decir que está más que acostumbrado a reaccionar de esta forma ante una emergencia. Al describir el accidente, el policía dice que vio «cómo algo volaba sobre mí». El turismo, un Ford K que circulaba en sentido contrario a Faustino, dio una vuelta sobre sí mismo –por causas que aún se desconocen– y quedó boca abajo en la mediana.
El agente no se lo pensó dos veces: puso las luces de emergencia y corrió a auxiliar a las víctimas. «Se pararon otros coches, que me ayudaron a sujetar el vehículo para que no se me cayese encima», cuenta. Lo primero que se encontró fue a una niña suspendida por la cintura sobre el cinturón (el coche estaba boca abajo) «gritando y pataleando». Era Laura, una niña brasileña de tan sólo tres años que, en cuanto salió al exterior, no quería despegarse del cuello de su «salvador». Faustino se centró después en la conductora del vehículo: Elián, de 24 años y madre de Laura, que estaba embarazada de siete meses y tenía el cinturón de seguridad enredado en el cuello, lo que le estaba dificultando la respiración. «Lo corté con unas tijeras de manicura que alguien me prestó», explica el agente.
A consecuencia del fuerte golpe, la placenta del vientre de Elián se desprendió, por lo que tuvieron que practicarle una cesárea de urgencia en el 12 de octubre. El hermanito de Laura, que se llamará Fernando, pesó 1.200 gramos y se encuentra ingresado en la unidad de neonatos. La última rescatada fue Maruiah, de 27 años.
Cuando Samur y Bomberos llegaron al lugar del accidente creyeron que el agente era también una de las víctimas, ya que tenía la cara y las manos ensangrentadas por los pequeños cortes que se hizo mientras sacaba a las accidentadas del vehículo. «En cuanto he llegado al trabajo, mis compañeros me han dicho que, ya que he sido tío, les invite a un café», bromeó.
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