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Al servicio del Estado por Javier Arenas

El hondo pesar de quienes le conocimos y el respeto ganado entre la mayoría de los españoles, incluidos los que pudieron ser en algún momento de su dilatada vida pública, adversarios políticos, sitúan definitivamente la figura de Manuel Fraga en un lugar destacado de nuestra reciente Historia.

Al servicio del Estado por Javier Arenas
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Ese mayoritario consenso que ha logrado, ya definitivamente, pasar de largo por las lógicas las diferencias, demuestra que la trayectoria de Manuel Fraga, cincelada en una concepción de la política como servicio público, no sólo sirvió para modernizar el centro-derecha español, sino para dotar al ejercicio político de valores que, por objetivos y razonables, deberían ser patrimonio de todos los que nos dedicamos al ejercicio público.

Me refiero a su capacidad de trabajo, a su preparación intelectual, a su vocación reformista y a su honestidad. No puedo olvidar su bonhomía, expresada conmigo cuando, al proponerme ir en la candidatura de Alianza Popular (yo entonces estaba en el PDP) me negué. El hondo y profundo respeto a mi negativa me demostró que la talla del político es directamente proporcional a su valía humana.

Fraga no sólo fue un político de actitudes insobornables, ni uno de los padres más lúcidos de nuestra Constitución. Fue además capaz de elevar el gesto a toda una declaración de principios. Lo hizo en el Congreso durante el intento de golpe de Estado del 23-F, al enfrentarse a los asaltantes, y lo haría después en Sevilla, durante el X Congreso del partido (1990) rompiendo la carta de dimisión sin fecha que el nuevo presidente nacional, José María Aznar, le entregó como prueba de lealtad. Inolvidable la agudeza verbal de su «ni tutelas ni tu tías» con el que acompañó aquel gesto. Después, como secretario general del PP, tuvimos una continua y cordial relación en Génova. Solía despachar con él en su calidad de presidente fundador. Mucho aprendí de su experiencia y mucho me impresionó la rectitud y ecuanimidad de sus opiniones y alguna «partidita» de dominó nos echamos en aquellos momentos, cuando el proceso modernizador del PP confluyó con nuestra llegada, por primera vez, al Gobierno de España.

Siempre he recibido, como secretario general del PP y como presidente del PP andaluz, su apoyo entusiasta y su constante interés por Andalucía.

Su pérdida nos deja la huella de un dirigente que hizo del reformismo el camino, y de su amor a España el servicio de toda una vida.

 

Javier Arenas
Vicesecretario de Política Autonómica y Local. Pte. del PP de Andalucía