Europa

Bruselas

Entrevista (I) a Rajoy: «No es Rubalcaba o Rajoy sino el cambio o seguir igual»

«Temo que no cumplamos este año con el déficit; yo me comprometo a que en 2012 sí lo hagamos». «No sobran funcionarios en Educación o Sanidad, pero sí en empresas públicas»

«Ya hemos hecho gestiones en la UE para que confíen en España »
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¿Qué espera encontrarse en La Moncloa si gana?
– Espero encontrarme lo que ya conocemos todos los españoles, que España está atravesando una situación económica muy mala y que tenemos por delante un reto que necesariamente tendremos que superar. Pero que nos va a obligar a cumplir con una tarea que será muy difícil. Hay que decir la verdad y ser realistas, y sí, salir adelante va a ser muy difícil, pero lo haremos. Mucho me temo que no alcancemos el objetivo del déficit del 6 por ciento para este año, que es nuestro compromiso con Europa, y eso dificultará todavía más el camino. Hay que esperar a las cifras, pero todo indica que terminaremos el año por encima.

– ¿Qué consecuencias tendría ese escenario que usted anticipa? ¿El nuevo Gobierno tendría que aplicar medidas de ajuste no previstas en el programa?
– A ver, nadie nos va a pedir que arreglemos el problema en un mes ni en dos ni en tres. Eso es imposible. Y lo más importante es que el nuevo Gobierno transmita señales que confirmen dentro y fuera de España que las cosas van a cambiar. Hay que transmitir confianza para que se anime la inversión y el consumo. Y hay que tener muy presente que si no cumplimos nuestros compromisos se verán afectados nuestra prima de riesgo, nuestra posibilidad de financiarnos y el precio de la financiación de las Administraciones Públicas y de todo el sector privado.

– ¿Pero, entonces, para cumplir esos «compr0omisos» prevé que haga falta un ajuste extraordinario para el próximo ejercicio?
– Yo no soy como otros que, como saben que no van a tener que gobernar, prometen cualquier cosa. Mi objetivo es cumplir con el déficit establecido por las instituciones europeas porque eso será bueno para España. Este año no depende de mí, pero en 2012 sí lo hará, si ganamos las elecciones. Y a partir de ahí, hay que lanzar a Europa el mensaje de que somos un socio cumplidor, que hará las reformas estructurales que necesita la economía. Unas reformas que en un primer momento deberán afectar al ámbito presupuestario fiscal, con una nueva Ley de Estabilidad Presupuestaria que desarrolle la reforma de la Constitución aprobada en esta legislatura; al sistema financiero, para que haya más uniones y las entidades financieras sean capaces de cumplir con su obligación de dar crédito; y al mercado de trabajo, para introducir una mayor flexibilidad. También habrá que hacer reformas en Educación, en Justicia y en otros ámbitos.

– ¿Teme, como han insinuado dirigentes de su partido, que haya gasto oculto no computado, como ha ocurrido en algunas comunidades autónomas?
– Espero que no, no quiero ni pensarlo, porque sería lo que nos faltaba.

– Para hacer el ajuste de 30.000 millones de euros que, en principio, habrá que recortar del gasto público el próximo año, ¿cree que hay ministerios intocables o la revisión presupuestaria afectará a todas las áreas?
– En la vida siempre hay que fijar prioridades. Para reducir el déficit público hay que hacer dos cosas: reducir los gastos y aumentar los ingresos con una política económica que genere confianza y haga crecer la recaudación. El debate se ha concentrado sólo en los recortes, quizás en buena parte por la herencia de esta legislatura, pero yo también quiero aumentar los ingresos y dejar claro el mensaje de que la confianza ha vuelto a nuestro país. ¿De dónde no hay que cortar? Los Presupuestos de todas las Administraciones Públicas son muy altos y hay muchas partidas, pero hay tres líneas rojas infranqueables: pensiones, Educación y Sanidad.

– ¿Mantendrá, por tanto, el Presupuesto en Educación que reciba en herencia del PSOE?
– Las partidas del Presupuesto en Educación del Estado son muy pequeñas. El 90 por ciento de la política la hacen las comunidades autónomas, como ocurre con Sanidad. En Educación, el Estado tiene las becas, la Universidad Nacional a Distancia y algunos programas más. Eso de que voy a recortar en Educación y Sanidad es uno de tantos eslóganes que se inventan algunos que no tienen otra cosa que decir. Miren el caso de Educación, la competencia es básicamente autonómica.

– Y en Sanidad, ¿en qué ámbitos sería bueno acentuar la implicación de la iniciativa privada?
– Ésta también es una decisión de las comunidades. El Estado tiene que garantizar una asistencia gratuita, de calidad y universal. Y a partir de ahí, la obligación de la Administración Pública es conseguir que la gestión sea lo más eficiente posible. Hay muchas posibilidades. Hay comunidades con hospitales que se gestionan con iniciativa privada, pero el personal es dependiente de la Administración Pública; en otras, la gestión es privada y los trabajadores no son funcionarios.

– ¿Y qué modelo es mejor?
– Pues miren, la comunidad en la que está más extendido este último modelo del que hablaba es precisamente Cataluña, donde en los últimos ocho años ha estado gobernando el tripartito y a nadie se le ha ocurrido decir que su política atentaba contra la Sanidad pública. El objetivo debe ser, como ya les he dicho, garantizar los derechos como servicio público y ser lo más eficientes en la gestión.

– En pensiones, ¿de dónde saldrá el dinero para cumplir con su compromiso de actualizarlas en sus primeros Presupuestos? ¿Y ese compromiso ya no depende en ningún caso de esa «herencia» que ustedes han advertido que condicionará el ritmo de aplicación de su programa?
– Vamos a garantizar el nivel adquisitivo de las pensiones y vamos a cumplir la ley aprobada en 1998. Ese dinero saldrá de las cotizaciones que paguen los españoles a la Seguridad Social, como siempre ha salido.

– «En un primer momento, mi intención con los impuestos es ni subirlos ni bajarlos», dijo esta semana en Antena 3. ¿Deja eso la puerta abierta a que imponderables le obliguen a subir alguno en el futuro?
– Nosotros, por principio, somos partidarios de que haya menos impuestos porque creemos que el dinero, cuando está en manos de los ciudadanos, acaba produciendo inversión, generando empleo y aumentando la recaudación. Ahora, en esta situación, en un primer momento creo que no se deben tocar los impuestos, salvo los de los emprendedores, pymes y autónomos, a quienes es prioritario trasladarles el mensaje de que el Gobierno está detrás de ellos. Deben saber que tendrán un Gobierno que será su amigo porque ellos son los que nos tienen que sacar de la crisis creando empleo.

– Una de sus salidas ante Rubalcaba, en el cara a cara, fue reprocharle que le atribuya intenciones que no tiene. Sabrá que una de esas intenciones que la izquierda le imputa es que acabará subiendo el IVA, cuando menos, dicen, aunque lo niegue.
– El PSOE no puede presentarse ante los españoles con ningún balance positivo en la mano y algo tiene que hacer durante la campaña. Está ya todo muy visto. En su día fue el dóberman. Y González llegó a decir que Aznar iba a bajar 8.000 pesetas las pensiones, y luego nos encontramos con que no cuadraba la Seguridad Social y acabamos garantizando por ley su nivel adquisitivo. Una ley, por cierto, que el PSOE se ha saltado a la torera. Por tanto, dicen que los demás lo vamos a hacer muy mal para esconder su balance. Bueno, que digan lo que digan, yo no voy a hablar en campaña de mis adversarios políticos ni para bien ni para mal. Mi objetivo es explicarles a los españoles lo que hay y avisarles que por delante España está en la encrucijada de decidir si seguimos cayendo o si abrimos un camino a la esperanza.

– Al margen de ideologías, según usted insiste en cada mitin.
– Es que el debate no es si Rubalcaba, Rajoy o un partido u otro, sino si continuamos empeorando o cambiamos. Y ya les he dicho que sólo el cambio, en sí mismo, traerá confianza dentro y fuera de España. Y que el PP sea apoyado por la mayoría de los españoles sería un buen mensaje para Europa y para el euro.

– Habla insistentemente de confianza... Y justo los balances de las comunidades son los que más alimentan la desconfianza de Bruselas. ¿Quedan ajustes pendientes en sus autonomías para después del 20-N? ¿Hay CC AA al borde de la quiebra?
– Todo el mundo está concienciado de la urgencia de la reducción del Presupuesto. Les pongo unos ejemplos: la Diputación foral de Álava lo ha rebajado en un 30 por ciento; el Gobierno de Cospedal en Castilla-La Mancha, en un 20 por ciento; y el año pasado la Xunta lo redujo en un 11 por ciento. Que la mayoría de las comunidades autónomas estén gobernadas por el PP ayudará a controlar el déficit y a tirar por tierra esa desconfianza hacia el funcionamiento de nuestro modelo autonómico. De las crisis también se sacan lecciones positivas, como en este caso la de que uno no puede gastar lo que no tiene ni puede vivir por encima de sus posibilidades. Las comunidades reciben el 50 por ciento del IRPF; el 50 por ciento del IVA; y el 58 por ciento de los impuestos especiales recaudados en su territorio. Si logramos que haya actividad económica, porque generamos confianza, su situación se aliviará bastante.

– ¿Ha llegado la hora de que las comunidades sean más responsables en sus ingresos y en sus gastos?
– Entre mis prioridades no está la reforma del modelo de financiación, que lo estamos cambiando cada dos por tres. En lo que debemos concentrarnos es en modificar la política económica, en ajustarnos a una estricta regla de austeridad y en hacer tres o cuatro reformas estructurales.

– ¿En España sobran funcionarios?
– En algunos sectores sí. Probablemente no sobran en Educación, Sanidad o en las Fuerzas de Seguridad, pero sí hay demasiada empresa pública, organismo autónomo y ente público fundacional. En el País Vasco había hasta 500, según me explicó esta semana Antonio Basagoiti. Y ese problema se repite en todas las autonomías. Por tanto, es una prioridad adelgazar esa grasa de la Administración Pública.

– De todas las reformas estructurales de las que habla en su programa, ¿cuáles tendrían que estar aprobadas antes del verano?
– La Ley de Estabilidad Presupuestaria, que desarrolla la reforma constitucional, porque será una primera señal dentro y fuera de España de que nos tomamos las cosas en serio. También deben estar aprobados los Presupuestos para 2012; debe estar en su recta final la reestructuración del sistema financiero; y debería estar aprobada la reforma del mercado laboral.

– Sobre esta última, si los sindicatos no dan el sí o tampoco llega a un acuerdo con los empresarios, ¿qué hará? ¿Tirará hacia adelante y la aprobará si hace falta en solitario?
– Con lo que tenemos por delante, el nuevo Gobierno tiene que dar la talla, no hay otra alternativa. Pero la talla también la tienen que dar todos los partidos, los que apoyan al Gobierno y los que no; las organizaciones sindicales y empresariales; y los medios de comunicación, que deben defender el interés general. No les voy a decir yo a los medios de comunicación lo que tienen que hacer, ¡solo faltaba! Pero es evidente que lo que nos viene por delante va a ser muy duro y que necesitamos un proyecto nacional que sume a todo el mundo. De cómo lo abordemos en los próximos tiempos dependerá nuestro futuro en el medio y en el largo plazo. Desde el punto de vista económico, nunca nos hemos visto ante una encrucijada como la que estamos viviendo en estos momentos, cuando ya empiezan a escucharse voces que plantean incluso dos velocidades en el euro. Si eso se cumpliese, sería letal para nuestros intereses.

– ¿Sobre el sistema financiero, le suena bien la idea de crear un «banco malo» que se quede con todos los activos tóxicos de las entidades financieras para poner el contador a cero e intentar que así vuelva el crédito?
– Hoy no lo veo. Hay otras fórmulas posibles. Sí veo necesario que la valoración de los activos a sus precios reales se haga con la mayor rapidez posible. A partir de ahí tendrían que recapitalizarse nuestros bancos en función del valor de los activos y no porque sí o porque lo decida una entidad financiera internacional sin explicar los motivos para imponer esa condición.

– ¿Se refiere al último plan de recapitalización aprobado por el Consejo Europeo, que ya criticó? Pero ahora ya no hay otra alternativa que cumplirlo, ¿no?
– Es que no hay quien lo entienda, y miren que he preguntado a gente, pero nadie es capaz de darme una explicación de por qué el Gobierno español aceptó esa decisión. De lo que se trataba era de solventar el problema de la deuda griega, y como iba a haber una quita del 50 por ciento de la deuda griega, los bancos tenedores de la misma iban a tener que recapitalizarse. Y resulta que España, que no tiene deuda griega, ha sido el país, después de Grecia, a cuyas entidades se les ha impuesto una mayor recapitalización. Una recapitalización de 26.000 millones de euros supone, entre otras cosas, que haya 26.000 millones menos para crédito.

– ¿Qué falla en nuestro modelo productivo para que en cuanto vienen malas se dispare nuestra tasa de paro hasta el 20 por ciento, como ha ocurrido en esta crisis o como sucedió en la última etapa de González?
– En los dos casos con un Gobierno socialista y lo que ocurre es que no aplican las políticas correctas. Ahora tenemos un problema de déficit público y en el 96, también; ahora sufrimos las consecuencias de un aumento desmesurado de la deuda pública, igual que en el 96; entonces la inflación se disparó y es verdad que ahora está más baja, pero porque estamos prácticamente en recesión. El problema cuando gobierna el PSOE es que no se hacen reformas ni se adapta la economía a los cambios que se están produciendo. Ya en la primera Legislatura del Gobierno de Zapatero yo le reproché que gastara más de lo razonable y que no hiciera ninguna reforma estructural. Hay recetas que funcionan y otras que no, la historia lo demuestra, y luego todo eso se ve agravado por el entorno y por la crisis de deuda soberana que hay en la UE. A nuestros problemas les hemos sumado los que tienen otros países y por eso tenemos lo que tenemos encima.

– ¿El euro está en peligro?
– El euro tiene que seguir y yo apostaré por ello. Sería un gran disparate que dejara de existir, como también me parece disparatado que cualquier país se tuviera que ir de él, o que le echáramos, como plantean algunos. El euro ha sido un gran proyecto político y económico, en el que en su día a nosotros nos costó mucho entrar y en el que ahora debemos seguir porque es la fortaleza de España y de Europa. En un mundo global, donde hay que competir con grandes potencias con más PIB y más habitantes, como China, India o Estados Unidos, su existencia es imprescindible. Ahora bien, el euro requiere que todos cumplamos nuestros deberes y nuestros compromisos, entre otros, el de la estabilidad presupuestaria. Y también requiere más Europa y más gobernanza económica. La política monetaria y cambiaria ya es europea, pero la presupuestaria y la fiscal lo tienen que ser cada vez más. Los impuestos deben ser más europeos y tenemos que ir cada vez a más unión. Pero para eso todo el mundo tiene que cumplir con sus deberes porque si alguien genera un déficit descomunal o dispara su deuda pública está haciendo daño al conjunto.

– ¿España se está jugando quedarse en la segunda división en la Europa que plantean Alemania y Francia?
– Sí. Si los que empiezan a plantear que quieren hacer unos Presupuestos coordinados y que quieren garantizar su seguridad pública entre ellos, y que quieren hacer un Tesoro y eurobonos para ellos, lo hacen, a los demás nos será más caro financiarnos, perderemos competitividad y nos quedaremos atrás en nivel de bienestar y riqueza. Espero que sólo sea un comentario de algunos porque sería un grave error romper la filosofía que ha guiado el proyecto de la Unión Europea y del euro. Nosotros vamos a luchar para estar en el lugar que España se merece. Tenemos una sociedad competente que en su día fue capaz de crear hasta cinco millones de puestos de trabajo en un periodo relativamente breve, y eso tenemos que volverlo a repetir. Podemos hacerlo.

– ¿Ha hablado recientemente con la canciller Angela Merkel?
– Tenemos contactos con todos nuestros socios de la UE, a niveles muy variados, y todo el mundo sabe cuál es nuestro proyecto y cuál es la situación de España. La expectativa de que se produzca un cambio en España es la que ha hecho que hoy nuestra situación sea distinta a la de Italia.

– ¿Quiere decir que ya están hablando por los canales habituales con Bruselas y con otros países europeos?
– Hay una expectativa en todas partes y nosotros ya nos estamos encargando de trasladar un mensaje de confianza.

– ¿Usted tiene información directa de la carta del BCE que denunció, en el último Debate del Estado de la Nación, que había recibido el Gobierno de Zapatero con nuevas medidas de ajuste para España?
– Esa carta se dirigía al presidente del Gobierno y, por tanto, es él quien debe revelar su contenido.

– ¿Cree que si gana será un presidente del Gobierno libre en su toma de decisiones o que la agenda se la marcará Bruselas?
– Yo defenderé la soberanía nacional y nuestra capacidad para tomar decisiones. Pero es evidente que tenemos unos compromisos que cumplir porque formamos parte del euro, como también los tienen los demás países. Ni Francia ni Alemania pueden disparar su déficit público. Por tanto, hay cosas que tenemos que hacer, y las haremos.

– Dicen que en la práctica, aunque no conste oficialmente, España es ya un país intervenido.
– No estoy de acuerdo. España es un país que no ha hecho las cosas bien y tiene que hacerlas bien.

– ¿Grecia todavía es rescatable?
– Hay que seguir haciendo esfuerzos para que lo sea. El cambio de Gobierno es un buen paso. Europa ha demostrado su voluntad de apoyar a Grecia y yo estoy de acuerdo. Pero Grecia tiene que demostrar que ha entendido el mensaje y que va a actuar.

(Mañana segunda parte de la entrevista con el líder del PP)