
Ahora Madrid
Centro también quiere fiestas mudas
En esta edición, los organizadores del Orgullo Gay tuvieron que plantear alternativas al Ayuntamiento de Madrid para respetar la ley medioambiental contra la contaminación acústica que cada año sufre el barrio de Chueca, el epicentro y el corazón de estas fiestas.

Por ello, para conservar los escenarios en la plaza del mismo nombre, improvisaron sobre la marcha la celebración de «conciertos silenciosos», una singular forma de escuchar música sin molestar a los vecinos de los edificios colindantes, mediante unos auriculares. En vista del poco éxito de esta modalidad, la gente se desplazó a las plazas cercanas en busca de música a todo volumen, por lo que el ruido y el botellón también se desplazaron junto a ellos. En esta ocasión, la Asociación de Vecinos Cavas y Costanillas y AVEPLAMA (Asociación de Vecinos de la Plaza Mayor) se unieron a la causa de los vecinos del barrio, según anunciaron en un comunicado. «Las fiestas que cada año hay por estas fechas convierten un barrio residencial como Chueca en un lugar no apto para el descanso ni el tránsito de los vecinos, y esto va contra la convivencia vecinal y contra las propias ordenanzas municipales en relación al ruido y a la suciedad, y pone en riesgo la seguridad de los vecinos y los asistentes». De esta forma las asociaciones firmantes condenaban la celebración del Orgullo Gay, en el que sólo ven suciedad y ruido. En el mismo escrito, culpan a los locales nocturnos del mal uso que le dan a los espacios públicos generando más suciedad de lo normal en una fiesta y citan otros festejos de la capital que a su parecer, causan el mismo problema como San Isidro, San Cayetano o La Paloma. Asimismo, los vecinos desean «que se hagan estudios de impacto cuando se vayan a celebrar otros eventos que tenemos continuamente en el Centro de Madrid, que además vulneran los derechos constitucionales a la intimidad e inviolabilidad del domicilio de los vecinos». «Expresamos nuestro apoyo a las fiestas de nuestra ciudad, pero que sean fiestas para todos, incluidos los vecinos que actualmente las sufrimos», concluye la asociación. Discrepancias aparte, lo cierto es que las cifras hablan por sí solas. El año pasado el Orgullo Gay generó 97.000 kilos de basura, de los cuales sólo en la cabalgata se recogieron 61.575 kilos, por lo que el Ayuntamiento de Madrid tuvo que desplegar un dispositivo especial de limpieza que está formado por 339 operarios y 121 vehículos.
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