Marbella

Julián Muñoz no reside en Gibraltar por Jesús Mariñas

Muñoz, junto a su actual pareja, Karina Pau
Muñoz, junto a su actual pareja, Karina Paularazon

Marbella alarga la fiesta estival. Olivia Valère respira satisfecha una vez disipado el temor de que Briatore y su fugaz «Billionaire» eclipsaran la concurrencia a su discoteca, la mejor de la zona. Olivia sigue de reina y señora, aunque ya se deja ver menos por su amurallado recinto. Curiosamente se encastilló, ella siempre tan de puertas abiertas como la capital costasoleña, ahora expectante ante la reapertura del inacabable «caso Malaya». Da tanta cuerda como lo de Iñaki Urdangarín, aunque Julián Muñoz me confiesa: «No me asenté en Gibraltar como algunos maldicientes aseguran. Ni Karina posee un apartamento en el bloque Rosa Day.
Vivimos en Jimena», mantiene tajantemente para no cuestionar su guardia y custodia.
Ajenos a todo esto, los Hohenlohe mantienen su feudo extendido ahora a Casares, con el molino de la inquieta Teñu, ex duquesa de Arión, revolucionaria con sus fotografías étnicas.
Ella todavía mantiene su vena aventurera, nada que ver con los años que compartió junto a Gonzalo Arión. En su casa hicieron la primera cena juntos Cayetana y Aguirre. Tiempos aquellos que revivieron estos días con la sorpresiva boda de Ariadna, la última hija soltera de Alfonso de Hohenlohe. Ahora cuestionan si Hubertus ha realizado una exclusiva para alguna revista –el miércoles resolveremos la duda–. Asimismo me aseguran que Ariadna se mostró entusiasmada cuando recuperó el feudo paterno de «Las monjas», ubicado camino de Ronda. Hubertus cumplió 50 años sin dar el «sí, quiero». Es un soltero recalcitrante y sin pareja desde hace diez años o más. Habría que escribir la historia sentimental de quien inventó Marbella y evitaba coincidir con el conde Rudy, que ahora festeja su 80 cumpleaños. Hohenlohe decía pestes de él y lo conocía bien. Ariadna ya es, además de princesa, recién estrenada condesa belga tras contraer matrimonio con el apuesto Thibault Dure. Falló en la cita la exquisita Ana Gamazo, que está en África con su fundación benéfica. Lo suyo con Juan Abelló va más allá de las conveniencias.

También hay algo de esto en ciertos implicados en el «caso Malaya». Isabel Pantoja está en el ojo del huracán, mientras los familiares de Rocío Jurado siguen aireando presuntos claroscuros de su vida actual y dejan entrever telarañas sobre quien fue la más grande. Socavan su recuerdo y lo exprimen económicamente. Ortega Cano dejó boquiabiertos cuando habló (gratis) en «Sálvame». Es como si buscase meterse en la boca del lobo. Ya son ganas de echar más leña al fuego. Aún no sabe que el silencio es más recomendable cuando se tienen tantos frentes abiertos.