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Compromiso con las Cortes por Carmen Enríquez

Las Infantas asistieron a la apertura de la IX Legislatura
Las Infantas asistieron a la apertura de la IX Legislaturalarazon

Ni el escenario –el Palacio de las Cortes– ni el tono –puramente institucional– del discurso del Rey en la solemne apertura de la legislatura tuvieron nada que ver con los del mensaje de Navidad del Rey emitido la pasada Nochebuena. La emoción y el énfasis puesto en el despacho del monarca al pronunciar el que se considera como el mensaje más personal del Jefe del Estado, el que escribe cada año de su puño y letra, pocas semejanzas tuvo con el discurso institucional con el que don Juan Carlos cerró ayer una ceremonia solemne en la que se pone en marcha una nueva etapa legislativa en la que buena parte de los diputados y senadores han sido renovados en las urnas. Ante los representantes de la soberanía popular, recuperada por el pueblo español a partir de la aprobación de la Carta Magna, el Rey se esmera escrupulosamente en lanzar una serie de recomendaciones y mensajes que no sobrepasen nunca el margen escaso que la Constitución confiere a su papel de árbitro y moderador de la vida pública. El Monarca es consciente de que si en algún momento se cruzara la delgada línea que marca la Constitución y se extralimitara en sus funciones, se encendería la línea roja que advertiría del peligro de transitar por terreno vedado. Pero, tal y como se demostró en el hemiciclo del Congreso, el Rey sabe utilizar hasta el último resquicio ese estrecho margen de maniobra para subrayar los valores que los parlamentarios deben tener presentes en todas y cada una de sus actuaciones: la honradez, la ejemplaridad, la honestidad, la observancia de las normas y plazos que regulan su trabajo, la voluntad de compartir y de entenderse con el adversario político. Se trata, por tanto, de poner en valor un código de conducta que lleve a los representantes de los ciudadanos a desempeñar correctamente su labor.

En otro orden de cosas, es fácil imaginar que ayer no fue un día fácil para la Familia Real. Por primera vez, las Infantas no participaban desde la tribuna de invitados en la apertura de una nueva etapa legislativa, debido al apartamiento de Iñaki Urgangarín, Duque de Palma, de la vida institucional, decretada por los responsables del Palacio de la Zarzuela. Una circunstancia dolorosa desde el punto de vista familiar, sin duda, para los Reyes y los Príncipes de Asturias, que tienen que afrontar esta situación con la mayor dignidad y entereza posibles. Pero el hacerlo forma parte del compromiso que don Juan Carlos estableció con España desde mucho antes de llegar a ser Rey. Un compromiso que le ha llevado a tomar medidas ejemplares para cortar de raíz con las dudas y sospechas creadas por una actuación que se puede tachar, al menos por el momento, de irregular.

Los diputados y senadores también lanzaron al Jefe del Estado un mensaje. El de su apoyo y respaldo a unos Reyes que han demostrado siempre su voluntad de permanecer junto a su pueblo. Lo hicieron con un largo aplauso, uno de los más cálidos y entusiastas que se recuerdan en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo.