Qué bello es reír

La presente producción fue estrenada en el mismo Teatro de la Zarzuela en 2001, para ser repuesta en 2003 y de nuevo ahora. Los mimbres han variado muy poco en estos diez años, tampoco se precisaba. Jesús Castejón supo en su día respetar los principios estéticos del género, lo que no siempre se realiza, pero introdujo algunas invenciones y morcillas que hacen aún más disparatado el libreto de Antonio Paso y García Álvarez, que deleitó al público del Apolo en su estreno de 1918.

Se lleva al espectador de sonrisa en sonrisa a través de los disparates, anacronismos la ensalada de estilos musicales de la que hizo gala Pablo Luna, a quien por cierto acusaron en su momento de tener un negro que le ayudaba a componer partes como «De España vengo», llegando a adjudicar canción a Soutullo. El Teatro no escatimó medios ni en la escenografía de Ana Garay ni en la nutrida figuración. Hoy día el coliseo de la calle Jovellanos tiene dos producciones realmente divertidas: «Los sobrinos del capitán Grant» y la presente, ambas ideales para acompañarnos en estas fiestas.

La presente edición, que cuenta de nuevo con la chispa y salero de Miguel Roa en el foso, mejora algo el nivel canoro respecto a la última edición, sin que tampoco se llegue a alcanzar ese dificilísimo equilibrio entre actores y cantantes. Vayan y pasen un rato agradable, pues algunos parecen no querer dejarnos disfrutar de muchos.